El diario Santa Cruz Sentinel publicó el pasado 26 de enero un interesante artículo en el que se anuncia la estrategia adoptada en el Valle Central de California para evitar la intrusión salina: la inyección de miles de metros cúbicos de agua regenerada en los acuíferos costeros.

Durante décadas, los acuíferos costeros de California han estado afectados por la intrusión de agua marina, haciendo que los pozos de agua dulce se convirtieran en ruinas saladas. Actualmente, las agencias del agua en zonas costeras han decidido adoptar una estrategia más agresiva para detener esa invasión, mediante la inyección de miles de metros cúbicos de agua regenerada y agua purificada en las zonas profundas de los acuíferos. Los recursos subterráneos adicionales permitirán mejorar las fuentes de abastecimiento de agua potable y evitarán la incorporación de aguas salinas hacia el interior de los enormes acuíferos costeros del Estado.

Hace una década, el Condado de Orange fue el primero en adoptar satisfactoriamente esta estrategia en California – presentado irónicamente por sus detractores con la designación de “del inodoro al grifo”. Ahora, dos agencias del agua del norte del Estado están adoptando una estrategia similar, argumentando que no hay otra posible alternativa. “La intrusión salina afecta a un 70 % de las zonas costeras pobladas del mundo que dependen de suministros de aguas subterráneas” indicó el gerente general de Soquel Creek Water District. “El 30 % restante no ha sido afectado todavía”.

El problema se genera cuando el volumen de agua extraído de los acuíferos de agua dulce sobrepasa la recarga producida por las lluvias locales, haciendo que el agua salada del océano Pacífico penetre tierra adentro y rellene el volumen que las extracciones han dejado vacío. Durante las últimas décadas, las agencias del agua de California han contrarrestado la escasez de agua que suele provocar la intrusión salina mediante la estrategia de ahorro de agua, tales como las duchas de bajo caudal y el riego localizado (con goteros), reduciendo así la cantidad de agua que bombeaban desde los pozos costeros. No obstante, los científicos indican que el problema ha empeorado y que las agencias de agua han de realizar esfuerzos adicionales. “Históricamente, una solución ha sido perforar todavía más profundo” en palabras de un geofísico de la universidad de Stanford que ha estudiado extensamente la intrusión salina en la zona de la Bahía de Monterey. “En estos momentos, esa es una opción demasiado cara en la mayoría de los casos”.

Hace más de dos décadas, el Valle de Salinas tuvo éxito en su larga confrontación contra la intrusión salina, una vez que los agricultores habían experimentado en primera persona los perjuicios que ésta ocasiona. En Castroville, la empresa Ocean Mist Farms vio cómo tanto sus cultivos de fresas como de alcachofas sensibles a la salinidad se marchitaban a medida que el agua salina avanzaba tierra adentro. Sin embargo, las mejoras de una planta de tratamiento en 1998 hizo posible disponer de un efluente altamente tratado para un uso seguro en el riego de los cultivos de Castroville. Desde ese momento, “no hemos vuelto a sufrir una enfermedad o una infección alimentaria” en palabras del vicepresidente de producción de alcachofas de Ocena Mist. “Si no es la opción más segura del mundo, es sin duda una de las más seguras para el riego de cultivos de consumo humano”. Como resultado de todo ello, la intrusión salina comenzó a disminuir y los cultivos comenzaron a recuperarse en la zona norte de un valle tan fértil como el de Salinas. “No estaríamos cultivando a lo largo de la costa si no fuera por existencia de los proyectos de regeneración de agua”, en palabras del vicepresidente.

Actualmente, los avances en el tratamiento del agua están permitiendo la reutilización de este recurso tan valioso a un nivel superior: un proyecto innovador en el área de la península de Monterey está a punto de iniciar su andadura y un segundo está previsto para su implantación en el Condado de Santa Cruz. En el Condado de Monterey, reducir la intrusión salina es un beneficio añadido de un proyecto planteado para recargar el Seaside Groundwater Basin, de modo que pueda producir más agua potable, ayudando así al condado a cumplir con el mandato estatal de reducir las extracciones de agua desde el Río Carmel. El control de la intrusión salina es el principal objetivo de esta iniciativa en la zona de Soquel.

El Departamento de Recursos Hídricos del Estado ha identificado el Santa Cruz Mid-County Basin y el Salinas Valley Basin como dos de los 21 acuíferos críticamente sobreexplotados del Estado. En casos como esos, las agencias del agua están obligadas a equilibrar sus fuentes de agua antes del año 2040, con objeto de asegurar un abastecimiento sostenible de agua dulce a sus abonados. Si no se adoptan nuevas iniciativas, los períodos de sequía o la sobreexplotación propiciaran una intrusión adicional de agua salina que deteriorará muchnos más pozos, con los efectos consecuentes que eso puede tener para el sector agrícola y las fuentes de agua de abastecimiento. En el caso del acuífero Seaside, que todavía no ha sido afectado por la intrusión salina, la recarga ayudará a evitar una posible intrusión futura.

El proyecto del Condado de Monterey, valorado en 124 millones de dólares, surgió como resultado de la colaboración regional de nueve entidades locales, incluida la agencia de depuración de aguas residuales Monterey One Water. Una nueva instalación de tratamiento avanzado de agua, ubicada al norte de Marina, entrará en funcionamiento durante las próximas semanas, de acuerdo con el director de asuntos externos de Monterey One Water. Una tubería permitirá conducir el agua así tratada a lo largo de más de 13 km hasta llegar a dos pozos poco profundos y otros dos más profundos del Seaside Groundwater Basin.

Las verificaciones en la instalación de tratamiento están casi terminadas y la agencia del agua está a la espera de que los funcionarios estatales firmen el visto bueno del proyecto — tras lo cual se comenzará a recargar el acuífero con agua purificada. Entre nueve y doce meses más tarde, los abonados de la Península de Monterrey comenzarán a recibir en sus grifos una mezcla de efluente intensamente tratado y de agua subterránea presente actualmente en el acuífero.

Este proyecto de reciclado de agua es el primero del Estado que se alimenta de cuatro fuentes diferentes de agua: aguas residuales depuradas, aguas de lluvia, aguas de proceso de la industria alimentaria y escorrentía agrícola. El proyecto permitirá aportar 4,3 hm3 anuales de agua regenerada al acuífero Seaside, equivalente aproximadamente al volumen necesario para inundar con un nivel de agua de 1,2 m un espacio como el Central Park de New York. Las nuevas fuentes de agua del proyecto servirán igualmente para abastecer un proyecto de riego agrícola con agua regenerada en la zona de Castroville, reforzando el control de la intrusión salina y proporcionando más agua para riego a los agricultores del Valle de Salinas.

Por otra parte, unos 50 km al norte de Soquel, la agencia local del agua y la ciudad de Santa Cruz están colaborando en un proyecto valorado en 90 millones de dólares que permitirá bombear agua regenerada desde varias fuentes hasta tres de sus pozos para el año 2022. Actualmente, Santa Cruz vierte al océano Pacífico aproximadamente 34.000 m3 al día de efluente depurado desde la depuradora contigua a Neary Lagoon. No obstante, dentro de unos pocos años, un 25 % de ese caudal de agua será purificado en una nueva instalación de tratamiento avanzado del agua ubicado en Soquel Avenue, donde será sometido a procesos de microfiltración, osmosis inversa y luz ultravioleta, antes de ser inyectado en el acuífero. “Es probablemente un proceso de purificación excesivo, pero no hay nada que supere a la calidad de un agua”, en palabras del responsable del proceso de purificación de en la agencia de agua de Soquel.

Mezclar agua regenerada con agua de pozo ha sido una práctica controvertida durante mucho tiempo. Hace unos pocos años, tanto San Diego como Los Angeles tenían planes para implantar proyectos similares, pero fracasaron en su intento a causa de la percepción pública que se suscito cuando las iniciativas se vieron inmersas en un “proceso de politización”, en palabras del director del Centro de Políticas Hídricas ubicado en San Francisco y dependiente del Public Policy Institute of California. Algunos abonados de San Diego amenazaron con marcharse del Estado, e incluso alguno manifestó que “si mi perro no bebe agua del inodoro, ¿por qué habría de hacerlo yo? “. Por otra parte, defensores del proyecto argumentaron que el agua regenerada era de mejor calidad que la que salía en ese momento del grifo.

Los científicos manifiestan que los residentes de la Bahía de Monterey no tienen nada de qué preocuparse. Tanto el Soquel Creek Water District como el Monterey Peninsula Water Management District celebraron audiencias públicas e incluso demostraciones en la nueva instalación de Marina con objeto de disipar los posibles equívocos sobre el proceso de regeneración. Como resultado de todo ello, la oposición registrada en esta región, bien conocida por su fuerte sentimiento de calidad ambiental, ha sido marginal.

En 2017, los científicos de la Universidad de Stanford utilizaron una técnica de representación geográfica innovadora y encontraron que el agua salina está peligrosamente próxima a contaminar todos los pozos actuales a lo largo de la línea de costa de la Bahía de Monterey. Esta técnica, que no había sido utilizada nunca en aguas tan profundas como las de la Bahía, permitió mostrar gráficamente la intrusión salina existente a lo largo de la costa. Un helicóptero voló a lo largo de 20 km de la costa de la mitad superior de la Bahía de Monterey, arrastrando un enorme anillo hexagonal. El anillo permitió detectar la resistividad eléctrica – una sencilla medida para diferenciar el agua dulce del agua salada – de las masas de agua situadas 200 m bajo la superficie del océano.

Los resultados, en palabras de los científicos de la Universidad de Stanford, confirmaron las sospechas de la gran extensión que la intrusión salina alcanza alrededor de la Bahía. “Ha sido como el santo grial de lo que necesitábamos saber”. Los científicos de Stanford y otros funcionarios del departamento de recursos hídricos indican que unas tarifas crecientes del agua, las exigencias normativas, las sequías y los progresos tecnológicos hacen que el tratamiento del agua residual y la recarga de acuíferos sea una solución mucho más atractiva que los costosos nuevos proyectos de abastecimiento mediante la desalinización de agua de mar o la perforación más profunda de pozos.

La nueva planta de purificación de agua del Condado de Monterey emula la instalación de Orange County, aunque con un primer tratamiento adicional: ozono – el mismo producto químico presente en la atmósfera que impide que la luz ultravioleta nos queme la piel – será añadido al agua durante su tratamiento para que actúe como intenso desinfectante, capaz de inactivar bacterias y virus.  The Carmel River and Seaside Groundwater Basin que actualmente suministran un 99 % del agua utilizada por 100.000 abonados de la Península de Monterey, han sido sobreexplotados durante muchos años. Mediante la incorporación de una nueva fuente de agua regenerada y la reducción del agua extraída de fuentes naturales, el proyecto contribuirá a proteger el acuífero Seaside frente a la intrusión del propio océano.

Si el proyecto alcanza el éxito que se propone, ambos proyectos de la Costa Central serán ampliados. La conducción de Soquel está dimensionada para transportar el doble de la capacidad prevista y Monterey One Water ha iniciado ya los planes de ampliación que serían implantados si la controvertida iniciativa de construir una planta desalinizadora en Marina fracasa. En palabras del gerente general del Soquel Creek Water District, la disponibilidad de las nuevas tecnologías de recarga de acuíferos han de permitir “que ninguna ciudad tenga que experimentar nunca más la intrusión de agua salina”.