El portal de noticias Water Deeply publicó el pasado domingo 9 de abril una noticia en la que resaltaba los efectos favorables que ha tenido la sequía en California, entre ellos el desarrollo de un legado de ahorro y uso eficiente el agua, como refleja el marco de actuación anunciado por los funcionarios del estado, basado en la orden ejecutiva de mayo de 2016, con la que se promueve “hacer del ahorro de agua una forma de vida en el estado”. El artículo incluye igualmente unas magníficas fotografías del estado actual de algunos embalses y una gráfica comparativa del estado de los recursos hídricos en marzo de 2016 y en la actualidad.

Según los planes de gestión hídrica previstos, los abastecedores de agua para uso agrícola estarán obligados también a desarrollar balances hídricos anuales que complementen los requisitos informativos especificados por la implantación de la ley estatal para la Gestión Sostenible de las Aguas Subterráneas.

El Consejo de Defensa de los Recursos Naturales ha reclamado un mayor liderazgo por parte del estado en los temas relativos al agua de dichos planes. “Aunque ofrecemos todo nuestro apoyo a la propuesta del plan de ampliar los requisitos de planificación a un mayor número de abastecedores de agua para uso agrícola, el plan mantiene inalteradas prácticamente casi todas las ideas equivocadas del borrador destinadas a mejorar la eficiencia hídrica de la agricultura, incluyendo esa fijación mal orientada de requerir a las comunidades de regantes (que suministran agua de riego a los agricultores) que completen unos balances hídricos complicados; incluso más decepcionante es que el plan omita mencionar prácticas específicas de ahorro de agua que habrán de ser adoptadas por los abastecedores”

En relación con los abastecedores de agua urbana, pronto dejarán de estar obligados a cumplir con unos niveles imperativos de ahorro o a realizar ensayos de estrés para el abastecimiento de agua. No obstante, el estado desarrollará nuevas normas de ahorro que los abastecedores de agua urbana deberán satisfacer junto con la necesidad de utilizar datos específicos de la zona de actuación relativos al clima, la población, el uso de agua doméstico, las áreas exteriores regables, el uso de agua en el comercio y la industria y las pérdidas de agua de las redes de distribución.

En palabras del responsable de la gestión integrada de los recursos estatales, “las agencias estatales serán las que fijen las normas de eficiencia, pero serán los abastecedores de agua quienes definan los objetivos finales, basándose en la información local”, “de este modo, tendrán la flexibilidad suficiente para implantar los proyectos necesarios con los que poder alcanzar sus objetivos”.

Es frecuente proclamar la eficiencia como la forma más barata de aumentar el abastecimiento de agua, consiguiendo a la vez una reducción del consumo de energía y de dinero. Pero no será la única estrategia adoptada por el estado. La sobre-explotación de los acuíferos sigue creando una enorme preocupación, pues algunas zonas del Valle del San Joaquín han descendido hasta 8,5 m durante el último siglo y varias infraestructuras críticas están en peligro debido a la subsidencia del terreno.

En resumen, el plan propuesto para avanzar en el futuro parece un poco como “una combinación de todo lo anterior”. En palabras de la directora del Consejo Estatal de Control de los Recursos Hídricos, “si partimos del uso eficiente del agua y lo combinamos con otras estrategias como la reutilización, la recogida de agua de lluvia, la gestión de las aguas subterráneas, el almacenamiento en acuíferos y embalses, el pensamiento y la rehabilitación ecosistémicos, un agua de consumo humano segura y más flexibilidad para que cada gota de agua beneficie más de una necesidad, podremos afrontar el futuro con muchas más garantías de éxito”.