El diario The New York Times publicó el pasado 13 de enero de 2023 un interesante artículo de Ralph Vartabedian titulado “In a Drought, California Is Watching Water Wash Out to Sea”, en el que su autor describe cómo las intensas lluvias registradas durante las pasadas semanas han inundado numerosas zonas del Estado, mientras que éste ha sido incapaz de capturar los miles de hectómetros cúbicos de agua que desaguaban libremente al océano Pacífico. Y luego describe el nuevo y ambicioso programa en que la ciudad de Los Angeles se está embarcando para cambiar esa situación.

A continuación se presentan en español varios de los párrafos del artículo de Ralph Vartabedian.

Hace ya un siglo, Los Angeles construyó lo que todavía está ampliamente considerado como uno de los sistemas urbanos de control de avenidas más sofisticados del mundo, diseñado para retener las aguas de las impresionantes tormentas del Pacífico como las que han asolado recientemente el Estado.

Tras las lluvias torrenciales registradas durante la pasada semana, que llegaron a alcanzar los 230 L/m2 en las montañas de San Gabriel, el volumen de agua retenida por 14 grandes presas alcanzó 32 hm3 de agua, reduciendo las inundaciones y generando unas valiosas reservas de agua para los meses secos del próximo verano.

Pero en un Estado que está sufriendo una sequía paralizante y multianual, unos caudales de agua muy superiores – estimados en centenares de hm3 – se han precipitado durante los pasados días directamente al océano Pacífico, generando así una paradoja devastadora para un Estado cuyo futuro depende de retener todas las gotas de agua que pueda.

Los tiempos de construcción de las grandes presas ha quedado atrás, debido en gran modo a las complejas batallas ambientales en que California está participando, y al retraso con el que el condado ha adoptado alternativas. La mayor parte del millardo aproximado de dólares recogidos por los contribuyentes del Condado de Los Angeles durante los pasados cuatro años para retener caudales de agua siguen en gran parte sin gastarse.

En este momento, el condado se está embarcando en un experimento radical y arriesgado para ver si puede aumentar la disponibilidad de agua de una forma diferente: un programa de 300 millones de dólares anuales que permitiría construir centenares de pequeños proyectos para capturar agua durante los próximos 30 a 50 años, capaces de retener en último caso tanta agua como los embalses de las montañas.

En palabras del consejero delegado del Los Angeles County Public Works, “lo que proponemos es una gran audacia, y es gigantesco”.

Otros condados de California llevan adoptando soluciones más efectivas para retener agua. El Orange County Water District (OCWD), al sur de Los Angeles, utiliza fuentes locales para el 81 % de sus abastecimientos, reutiliza el 100 % de sus aguas residuales y captura prácticamente toda el agua que circula por su jurisdicción del cauce del río Santa Ana, el más grande del sur de California.

La mejora de los procesos de tratamiento de aguas residuales, la compra de tierras para utilizarlos como zonas de remanso del agua y el aumento de la capacidad de almacenamiento de agua han tenido un coste para el OCWD de 920 millones de dólares, en palabras de John Kennedy, director de ingeniería del OCWD. “Hemos realizado unas inversiones tremendas para poder disponer de esos medios”.