El portal de la cadena de noticias financieras y de negocios CNBC publicó el pasado 14 de octubre un reportaje de Emma Newburger sobre la aprobación por la administración californiana de un planta desalinizadora de agua por valor de 140 millones de dólares que podrá convertir hasta 20.000 m3/día de agua de mar en agua de consumo humano, en un momento en que el Estado se enfrenta a una megasequía persistente que está haciendo disminuir en picado su suministro de agua.

A continuación se presenta la versión española de la citada noticia.

El jueves 13 de octubre, la Comisión Costera estatal votó por unanimidad (11 a 0) la aprobación del Doheny Ocean Desalination Project en el Condado de Orange en el sur de California. La planta podría entrar en funcionamiento en el curso de los próximos cinco años y suministrar agua para miles de habitantes en el South Coast Water District.

La aprobación se produce en un momento en que las temperaturas record y las condiciones de sequía han forzado a Estados como California a afrontar un futuro con unos suministros menguantes de agua.

La megasequía que afecta a los Estados del Oeste de los EEUU ha propiciado las dos décadas más secas de la región en un contexto de al menos 1.200 años, y los científicos indican que el cambio climático causado por los humanos ha acelerado esas condiciones. Los niveles del agua en dos de los embalses más grandes del país, Lake Mead and Lake Powell, han alcanzado los niveles más bajos registrados históricamente.

En agosto, el gobernador de California, el Sr. Gavin Newsom, desveló un plan para afrontar una perdida anticipada del 10 % del suministro de agua del Estado para el año 2040. Los funcionarios estatales advirtieron a principios de año que el Estado podría enfrentarse a su tercer año seco consecutivo debido a la ausencia significativa de nieve registrada en la presente estación. Los funcionarios de los recursos hídricos rebajaron las asignaciones del State Water Project desde un 15% hasta un 5% para los consumidores urbanos de agua y los agricultores.

En el mes de mayo, los legisladores estatales rechazaron unánimemente una planta desalinizadora mucho más grande, con un presupuesto de 1,4 millardos de dólares, que se proyectaba construir en Huntington Beach, en razón de los costes del agua, el riesgo potencial para la vida marina y los peligros asociados con la elevación del nivel del mar y las inundaciones.

Sin embargo, los funcionarios han argumentado que la planta mucho menor de Doheny tendrá un diseño ambiental que afronta mejor el daño potencial sobre la vida marina.