El portal de noticias Greenwire (E&E News) publicó el pasado 18 de noviembre una interesante noticia titulada “California autoriza una segunda desalinizadora en un mes”.

A continuación se presenta el texto de la noticia en español, para facilitar su lectura.

La administración californiana autorizó el pasado jueves (17 de noviembre) una nueva planta desalinizadora de agua que se ubicará en la zona central de la costa, facilitando así la construcción de una instalación que permitirá aumentar los recursos hídricos de una región tan afectada por la sequía, aunque esa decisión haya de hacer frente a quejas relativas a su equidad ambiental y unos posibles aumentos significativos del coste del agua para los consumidores.

Al término de una polémica audiencia de 12 horas, la Comisión Costera de California emitió un voto favorable de 8 frente a 2 para conceder el permiso solicitado por la compañía California American Water Co. (Cal-Am) para extraer agua marina desde la costa del municipio de Marina, en California, y suministrarla a una planta desalinizadora privada en el condado de Monterey.

En palabras de la presidenta de la Comisión, que votó a favor de conceder el permiso: “Esta es una decisión muy, muy difícil. No hay ninguna duda sobre ello. Es como una confrontación de muchas cosas complicadas: Es una parte de la historia del agua pública. Es una región con unos problemas hídricos realmente complicados. Son unos distritos hídricos que se superponen, y compiten y colaboran entre ellos. Son diferentes comunidades con personalidades diferentes y especificas”.

Una vez construida, la planta desalinizadora producirá 18.000 m3/día de agua potable, equivalentes a unos 6,7 hm3/año de agua. En palabras del presidente de California American Water, “Ésta es una situación crítica y es complicada. Nuestra única solución es disponer de suministros locales”.

Durante la audiencia pública, los funcionarios locales y los residentes en Marina apremiaron a la Comisión estatal a que rechazara la instalación, una parte de la cual será construida en la costa de Monterey Bay, en los terrenos de una antigua planta de extracción de arena.

En un informe favorable al proyecto de construcción de la desalinizadora, cuya redacción se ha prolongado durante una década, los técnicos de la Comisión reconocieron que la construcción de la planta plantea “unos problemas de recursos costeros extremadamente difíciles y complejos”. Entre ellos figuran la posible degradación de zonas de hábitat sensibles ambientalmente y de humedales naturales, así como amenazas a los acuíferos utilizados como fuente de agua de consumo humano en la población de Marina.

La Comisión también reconoció que el proyecto plantea cuestiones de equidad ambiental, teniendo en cuenta que Marina tiene “una larga historia de asumir una fracción desproporcionada de instalaciones industriales” entre las que figuran un vertedero controlado, una instalación regional de compostaje, una estación depuradora regional de agua residuales, un aeropuerto municipal, la antigua instalación de extracción de arenas y el vertedero Fort Ord Superfund, en proceso de descontaminación.

A pesar de todas esas preocupaciones, el ministro de Recursos Naturales de California, que es un miembro sin derecho a voto de la Comisión, alabó el proyecto de la planta desalinizadora como “un proyecto bien diseñado” que satisface el plan marítimo del Estado. En su palabras, “Todos Uds. han dejado patente que todas las instalaciones de desalinización no son creadas iguales”, haciendo referencia a una serie de recientes decisiones de la Comisión que llevaron al rechazó de una planta desalinizadora en Huntington Beach y a la aprobación de una instalación más pequeña en Dana Point (Greenwire, 14 noviembre).

Según el ministro, “Todo depende del diseño del proyecto, de sus necesidades y de las condiciones específicas del mismo. En este caso, nos enfrentamos a una situación en la que las agencias del agua están tratando de obtener todos los tipos posibles de agua. Han llegado a ser increíblemente eficientes y alcanzar grandes cotas de ahorro. Han conseguido una gama de tarifas increíbles. Están impulsando la reutilización del agua. Están trabajando para recargar los acuíferos. La desalinización es algo así como el último recurso disponible en esta zona. Que yo calificaría como un recurso necesario”.

No obstante, la vicecontroladora estatal, igualmente un miembro de la Comisión Costera, pero sin derecho a voto, propuso el rechazo del proyecto en razón de la amplia oposición que despierta. En palabras de la vicecontroladora estatal, “La desalinización no necesita ser tan controvertida, y el hecho de que este proyecto lo sea indica la existencia de un problema en esta iniciativa”, indicando así mismo que la aprobación de una planta desalinizadora de tamaño similar en Dana Point establece un “punto de partida” para futuros proyectos de desalinización.

Esa última iniciativa, conocida como el Proyecto de Desalinización Costera de Doheny, consiguió el apoyo de la Comisión por su diseño sostenible, incluyendo sus esfuerzos por reducir los impactos en la vida marina mediante la utilización de pozos de captación de agua que estarán enterrados bajo la superficie del fondo marino.

Aunque el proyecto de Cal-Am utiliza una tecnología similar y utilizará energía renovable para hacer funcionar la planta desalinizadora, ha despertado críticas debido a sus costes, que podrían aumentar las tarifas de los consumidores hasta en unos 50 dólares mensuales. Durante el debate, los representantes de Cal-Am indicaron que el proyecto incluye una propuesta para limitar los aumentos del coste del agua para los consumidores de rentas bajas hasta en unos 10 dólares mensuales, durante al menos cinco años.

Los oponentes al plan de desalinización exhortaron a los funcionarios estatales a que consideraran otras alternativas, incluyendo una autorización para la implantación de un plan de reutilización del agua, con preferencia a la autorización de la construcción de la planta desalinizadora.

En palabras del presidente del Consejo de Supervisores del Condado de Monterey, “El proyecto Cal-Am no representa un enfoque regional profundo por parte de las agencias públicas. Un proyecto regional de propiedad pública podría reducir los costes tan significativos que el proyecto de Cal-Am impondrá a los contribuyentes. Un servicio capaz de atender a unas necesidades más amplias y distribuyendo los costes entre un mayor número de usuarios comportaría mayores beneficios para todos”.

No obstante, y a pesar del apoyo de la Comisión, la construcción de la planta desalinizadora está todavía lejos de ser una realidad. Es muy posible que deban transcurrir varios años más antes de que los trabajos de campo comiencen. En palabras del subdirector de la Comisión Costera de California, “Cal-Am deberá superar un gran número de obstáculos antes de conseguir algún tipo de aprobación del proyecto”.

Entre las agencias encargadas de revisar diversas porciones del proyecto de Cal-Am figuran la Comisión de Utilidades Públicas de California y la oficina administrativa de información pública del Consejo Regulador de los Recursos Hídricos del Estado, cuyo dictamen está relacionado con la demanda legal presentada por la ciudad de Marina ante los tribunales estatales, en relación con los derechos del agua implicados en el proyecto propuesto.

En palabras de una Comisionada que votó en contra del proyecto, “Lo que sabemos en este momento es que hay una incertidumbre abrumadora sobre la necesidad, el coste y la viabilidad del proyecto, lo que en definitiva impone una amenaza sobre el bienestar público si el proyecto es innecesario, tiene una localización inadecuada y es inviable”.