El pasado 7 de julio, el portal de la revista Utility Dive publicó un excelente artículo de Pete Elliott y Richard Tribble titulado "Las razones por las que los servicios públicos de agua deben incorporar el agua en el debate energético de los centros de datos", resaltando su importancia no solo para aumentar el número de abonados de los servicios públicos de agua, sino también para proteger la integridad de la red y las inversiones en infraestructuras, en un contexto de crecientes restricciones de recursos.
A continuación se presenta la versión española de varios párrafos del excelente artículo de Pete Elliott y Richard Tribble publicado en Utility Dive.
El número de centros de datos está creciendo de forma acelerada, impulsado por la IA generativa, los cálculos en la nube y la creciente demanda de infraestructuras digitales. A medida que los servicios públicos se preparan para el esperado aumento del consumo de electricidad, hay un factor crítico que queda frecuentemente al margen del debate: el agua.
Los sistemas de refrigeración figuran entre los componentes de los centros de datos con un mayor e intenso consumo de recursos. Tanto si se utilizan torres de refrigeración evaporativas, sistemas de líquidos de refrigeración o métodos basados en ventilación por aire, las ventajas e inconvenientes entre el consumo de agua y la demanda de energía tienen unas implicaciones significativas para las empresas de servicios públicos y la planificación de la red.
En muchos casos, esas ventajas e inconvenientes no son considerados plenamente en las discusiones relativas a la ubicación, el diseño o las previsiones de los centros de datos, a pesar de su impacto directo en la resiliencia de las infraestructuras y el rendimiento ambiental a largo plazo. Los operadores de las empresas de servicios públicos y de centros de datos necesitarán adoptar una mayor coordinación a la hora de afrontar esos retos, a medida que la demanda de energía y agua aumenta simultáneamente.
Las cargas de trabajo de la IA requieren una potencia eléctrica mucho mayor que las aplicaciones convencionales. Esta demanda está incrementando la densidad de potencia de los bastidores de servidores, aumentando así la carga térmica en el interior de los centros de datos. Instalaciones que en el pasado promediaban una potencia de 8 kW por bastidor, superan actualmente los 17 kW y estando previsto que superen los 30 kW en 2027.
A medida que la carga térmica aumenta, otro tanto ocurre con la necesidad de refrigeración. Se prevé que la potencia requerida por los centros de datos aumente un 50 % para el año 2027 y potencialmente un 165 % para 2030. Por otra parte, se estima que el uso total de agua, tanto dentro como fuera de las instalaciones de IA, alcance entre 4.200 hm3 y 6.600 hm3 anualmente, un volumen equivalente a la mitad de las captaciones anuales de agua del Reino Unido.
Los centros de datos utilizan normalmente sistemas de refrigeración evaporativos, debido a su eficiencia termodinámica. No obstante, requieren disponer de considerables volúmenes de agua. Por otra parte, los sistemas de refrigeración por aire, basados casi exclusivamente en importantes caudales de aire generados mecánicamente, permiten minimizar el uso de agua, a cambio de necesitar una mayor potencia eléctrica para que sus ventiladores alcancen un rendimiento de refrigeración similar.
Esta circunstancia plantea un equilibrio hídrico-energético bien conocido y documentado: la elección de un sistema eficiente desde el punto de vista hídrico puede transferir la necesidad de recursos a la red de suministro eléctrico y, en consecuencia, a los recursos hídricos ubicados aguas arriba para la generación hidroeléctrica.
Los centros de datos figuran actualmente entre los abonados a escala de servicio público en muchas regiones del mundo. Sus decisiones tienen implicaciones que van más allá de sus muros, afectando a las empresas públicas de agua, los productores de energía eléctrica, los gobiernos locales y las comunidades colindantes.
Los servicios públicos que incorporen los impactos tanto sobre la energía como el agua en sus procesos de planificación estarán mejor posicionados para atender de forma responsable el crecimiento de centros de datos, asegurando la resiliencia a largo plazo de los recursos.
A medida que la demanda de infraestructuras aumenta, la colaboración entre los servicios públicos y los operadores será esencial. Asegurar unas operaciones fiables, eficientes y sostenibles requerirá un enfoque integrado, que reconozca el coste total de la promoción de las infraestructuras a escala real.