La campaña del Día Mundial del Agua de las Naciones Unidas para el año 2017 centra su atención en el agua residual y en las posibles formas de reducir su producción y de reutilizar sus caudales, todo ello con el fin de contribuir a la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) no. 6.

El grupo de trabajo sobre el Agua de las Naciones Unidas ha desarrollado anuncios, documentos, relatos y un calendario de actos para informar, comprometer e inspirar a las personas de todo el mundo de modo que pasen a la acción. Todos esos materiales están disponibles en www.worldwaterday.org

El texto que aparece a continuación es un resumen del folleto divulgativo de la celebración.

¿Por qué el agua residual?

Globalmente, la mayor parte de toda el agua residual generada en nuestras viviendas, ciudades, industrias y agricultura retorna al medio natural sin haber sido depurada o reutilizada, ocasionando la contaminación del medio ambiente y la pérdida tanto de nutrientes de gran valor como de otros materiales recuperables.

En lugar de desperdiciar así nuestras aguas residuales, deberíamos reducir su caudal y reutilizarlas. Podemos reutilizar las aguas grises en los jardines y huertos de nuestras viviendas. Podemos depurar y reutilizar nuestros efluentes para diversos usos en nuestras industrias y agricultura, como por ejemplo los sistemas de refrigeración y de riego.

Mediante la utilización de estos valiosos recursos, podremos conseguir que el ciclo del agua funcione de forma más satisfactoria para todos los seres vivos. Además, ayudaremos a conseguir la meta del ODS-6 de reducir a la mitad el caudal de agua residual no depurada y aumentar la regeneración del agua y su reutilización segura.

La meta 6.3 del ODS-6 plantea la necesidad de que para el año 2030 “mejoremos la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, eliminando el vertido y minimizando la liberación de compuestos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el caudal de agua residual sin depurar y aumentando sustancialmente la regeneración y la reutilización segura del agua, todo ello a nivel global”.

La consecución progresiva de la meta 6.3 ayudará también a alcanzar los ODS relativos a la salud y bienestar (ODS-3), el agua segura y el saneamiento (ODS-6), la energía asequible y limpia (ODS-7), las ciudades y comunidades sostenibles (ODS-11), la vida acuática (ODS-14) y la vida terrestre (ODS-15), entre otros.

Aguas residuales y el ciclo del agua

El agua deber gestionarse cuidadosamente en cada una de los sectores del ciclo del agua: desde la extracción del agua dulce, su pretratamiento, su distribución, su uso, la recogida y depuración de las aguas residuales, el uso de los efluentes depurados y su retorno definitivo al medio ambiente, a punto para ser captada de nuevo y ser utilizada de nuevo.

El aumento de población, la urbanización acelerada y el desarrollo económico han hecho que el volumen de agua residual generada y su carga contaminante total estén aumentando globalmente. Sin embargo, la gestión del agua residual está siendo seriamente descuidada y el agua residual está siendo manifiestamente desconsiderada como una fuente potencial de carácter asequible y sostenible tanto de agua como de energía, nutrientes y otros materiales recuperables. Debe por tanto ser contemplada como un recurso, en lugar de un residuo del que debemos deshacernos.

Disponemos de numerosos procesos de tratamiento y de sistemas operativos con los que propiciar que el uso del agua residual pase a ser una ayuda para satisfacer las crecientes demandas de agua de nuestras ciudades en expansión, para permitir una agricultura sostenible y para mejorar la producción de energía y el desarrollo industrial.

Agua residual y ciudades

Se estima que la demanda de agua para el año 2030 aumentará un 50 %. La mayor parte de esta demanda tendrá lugar en las ciudades y requerirá nuevos planteamientos para la recogida de las aguas residuales y su gestión. En realidad, la reutilización del agua podrá atender otros diversos retos, entre los que cabe mencionar la producción de alimentos y el desarrollo industrial.

Una gran parte de las aguas residuales, especialmente en áreas de bajo nivel de renta de las ciudades y pueblos de países en vías de desarrollo, se vierten directamente en los cursos de aguas superficiales más próximos o en canales de drenaje improvisados, a veces sin ningún o con un escaso grado de depuración. Además de los efluentes domésticos y los residuos fecales, los hospitales y las industrias urbanos, junto con las pequeñas instalaciones de minería y de reparación de automóviles, vierten frecuentemente las aguas residuales de instalaciones médicas y diversos compuestos químicos muy tóxicos a los sistemas de alcantarillado. Incluso en las ciudades en las que se recogen y depuran las aguas residuales, la eficiencia del tratamiento puede variar, dependiendo del sistema utilizado. Las estaciones tradicionales de depuración de aguas residuales pueden ser incapaces de retirar ciertos contaminantes como los disruptores endocrinos, que pueden afectar de forma negativa tanto a las personas como al ecosistema.

Agua residual e industria  

La presión social y ambiental registradas durante los últimos años han propiciado un movimiento creciente de las industrias hacia la reducción de sus aguas residuales y su depuración previa al vertido.

El agua residual se considera actualmente como un recurso potencial y su utilización o reciclado, tras un tratamiento adecuado, puede proporcionar beneficios económicos y financieros.

El agua residual puede utilizarse dentro de una instalación industrial o una agrupación de varias industrias mediante una estrategia de “simbiosis industrial”. El consumo industrial de agua representa un 22 % del uso global de agua (UN-Water, 2012). El consumo relativo de agua por la industria europea y norteamericana en 2009 era de un 50 %, mientras que esa cifra era tan solo del 4-12 % en los países en vías de desarrollo (WWAP, 2009). Se estima que los países en vías de industrialización rápida, esta proporción se multiplique por cinco durante los próximos 10-20 años. Por tanto, hay un gran incentivo para utilizar el agua residual dentro de las propias instalaciones y de forma local, aunque solo sea por razones de ahorro de costes.

Las industrias pueden utilizar directamente algunas aguas residuales, siempre que su calidad sea la adecuada para el uso previsto. Por ejemplo, utilizando agua de proceso para refrigeración o calefacción, o utilizando agua de lluvia recogida tanto en los tejados como en zonas pavimentadas de hormigón para la evacuación de inodoros, el riego o la limpieza de vehículos.

Agua residual y agricultura

Para ayudar a maximizar la eficiencia en el uso del agua y así poder satisfacer la demanda, durante los años pasados se ha registrado un aumento del uso de fertilizantes químicos y pesticidas, tanto en pequeñas explotaciones agrícolas como otras de talla industrial, haciendo así que la agricultura pase a ser una fuente potencial de contaminación ambiental.

La contaminación de las aguas subterráneas y superficiales causadas por el uso agrícola de aguas residuales sin depurar, o con una depuración inadecuada, es una preocupación importante en muchos países en vías de desarrollo en los que se practica este tipo de riego.

Los agricultores buscan de forma cada vez más intensa fuentes no convencionales de agua, principalmente de aguas residuales, tanto por su alto contenido de nutrientes como por la falta de recursos convencionales de agua. Si se utiliza de forma segura, el agua residual es una fuente valiosa tanto de agua como de nutrientes, contribuyendo así a mejorar tanto la disponibilidad de agua como la seguridad de los alimentos y el nivel de vida de la sociedad.

Una gestión avanzada de las aguas residuales puede mejorar la salud de los trabajadores, especialmente en el sector agrícola, mediante la reducción del riesgo de exposición a microorganismos patógenos. Puede también crear nuevos puestos de trabajo directos e indirectos tanto en sectores dependientes del agua como en otros ajenos a ella.