El portal de los Proceedings of the National Academy of Sciences de los EEUU, en su edición del 22 de febrero de 2022, ha publicado un interesante artículo titulado “The origin of volatile elements in the Earth–Moon system”, elaborado por Lars E. Borg, Gregory A. Brennecka, y Thomas S. Kruijer.

A continuación se presenta la traducción en español de la Significación y el Resumen del citado artículo.

Significación

Comprender la historia de especies volátiles como el agua, dentro del sistema Tierra-Luna, es uno de los objetivos principales de la ciencia planetaria. En este trabajo hemos utilizado un elemento moderadamente volátil como el Rubidio (Rb), cuyo isótopo más duradero (87Rb) termina convirtiéndose en 87Sr, para mostrar que el agotamiento de los elementos volátiles lunares no fue causado por el impacto responsable de la formación de la Luna. La matriz del sistema Rb-Sr de las rocas lunares impone que los cuerpos involucrados en el impacto que formó el sistema Tierra-Luna estuvieron desprovistos de elementos volátiles en comparacion con el contenido medio del sistema solar, con anterioridad al impacto. Por tanto, la pequeña proporción relativa de agua de la Tierra es de carácter indígeno o bien fue aportada después del Impacto Gigantesco por una fuente que no contenía esencialmente elementos volátiles.

Resumen

El origen de especies volátiles como el agua presente en el sistema Tierra-Luna es objeto de un intenso debate, aunque ofuscado por el potencial de que los elementos volátiles se perdieran durante el Impacto Gigantesco que dio lugar a la formación de ambos cuerpos. Una forma de plantearse estos temas y poner limitaciones a la evolución temporal de componentes volátiles en los cuerpos planetarios es utilizar la degradación del 87Rb para formar 87Sr, ya que Rb es un elemento moderadamente volátil, mientras que Sr es mucho más refractario. En este trabajo mostramos que las rocas de las llanuras solares que cristaslizaron hace unos 4,35 millardos de años muestran un crecimiento interno muy limitado de 87Sr, lo que indica que, antes del impacto que dio lugar a la Luna, tanto el cuerpo generador del impacto, comúnmente denominado “Theia”, como la proto-Tierra (que recibió el impacto) contenían ya muy pocos elementos volátiles con respecto a los meteoritos primitivos. Estos resultados significan que 1) el agotamiento de elementos volátiles en la Luna no fue consecuencia del Impacto Gigantesco, 2) las distribuciones de elementos volátiles en la Luna y en la Tierra fueron esencialmente heredadas de sus precursores, 3) tanto Theia como la proto-Tierra se formaron probablemente en la parte interior del sistema solar, y 4) el Impacto Gigantesco ocurrió en un momento relativamente tardío de la historia del sistema solar.