El portal de Internet of Water publicó el pasado mes de octubre un extenso e interesante artículo en el que su autora, Clare Keating, analiza cómo la disponibilidad de mejores datos puede potenciar la planificación y la gestión del agua en California. Con el título de “The Challenge of the Dry Years, el artículo resalta la necesidad de disponer de mejores datos y de una mayor coordinación entre agencias del agua como requisito para alcanzar la resiliencia ante la sequía.

A continuación se presenta la versión española del artículo, para facilitar la lectura a los seguidores de ASERSA.

Casi 70 años después de que Steinbeck escribiera “Al este del Edén”, sus palabras siguen resonando como verdaderas. Con unas imágenes de satélite que muestran la regresión del contenido de los embalses, rodeados por esos anillos de bañera pálidos de tierra seca, esos tristes picos montañosos cuya nieve se derritió hace ya meses, y tanto humo en la atmósfera, los años secos han sembrado el terror en toda California. Durante décadas, hemos podido salir adelante con la actitud de “hacer como siempre, business as usual”, preparándonos para el futuro como si éste fuera a ser siempre como lo ha sido durante ciclos de treinta años.

La frase de Steinbeck es bien conocida, desde los artículos en blogs hasta las Actas del Congreso. La evocación de Steinbeck, sequía tras sequía, nos recuerda nuestra incapacidad colectiva de actuar e implantar soluciones duraderas para la situación hidrológica tan volátil de California. No obstante, y a pesar de que parece como si estuviéramos ante la Undécima hora, estamos ante una oportunidad única en la que, en California, tenemos tanto la voluntad como los recursos para realizar cambios significativos para conseguir una mayor resiliencia ante las sequías.

La solución reside en un enfoque unificado para compartir mejores datos hidrológicos en toda California.

Resultados hídricos: tratando de conseguir mejores datos hidrológicos

Disponer de mejores datos hidrológicos es esencial para conseguir una respuesta rápida y una resiliencia ante la sequía. No obstante, la tendencia a recoger demasiados datos, datos por el simple deseo de recoger datos y sin un objetivo concreto de su obtención, es un obstáculo frecuente. Disponer de mejores datos significa recoger los datos apropiados, definidos a partir de los resultados hidrológicos estratégicos que se desea alcanzar. Para mejorar los datos hidrológicos disponibles, puede utilizarse un proceso pendular, similar al Newton’s cradle, que nos lleve desde la definición de los resultados deseados hasta la definición de las decisiones y la identificación de las herramientas necesarias.

El proceso de identificación de los datos apropiados sigue una serie de péndulos a través de cuatro etapas (Figura 1). Por ejemplo, en el caso de la resiliencia ante las sequias en California, uno de los resultados deseados (péndulo 1) es que todos los californianos tengan acceso a un agua segura y asequible. En muchos lugares, esto depende de la interrupción del declive de los niveles de aguas subterráneas. Considerando que la recarga gestionada de acuíferos es una estrategia clave para evitar el agotamiento de las aguas subterráneas, las decisiones (p2) deben centrarse alrededor de la búsqueda de los mejores lugares de recarga. Con un volumen limitado de agua para la recarga, los lugares de recarga preferidos deben ser aquellos que ofrezcan múltiples beneficios.

Los esfuerzos para la recarga de acuíferos tienen aspectos espacio-temporales muy diferentes, lo que exige la utilización de herramientas basadas en GIS que ayuden a priorizar la selección de los lugares de recarga para cada uno de los proyectos de recarga impulsados por las agencias de sostenibilidad de las aguas subterráneas. Es necesario asegurar la transparencia de las herramientas utilizadas; la confianza es un elemento esencial para el éxito de los esfuerzos para mejorar la resiliencia ante la sequía. Las herramientas no solo ofrecen una vía efectiva de comunicación de la información internamente, a los socios, los gobiernos locales, y el público durante las sequías, sino también para equilibrar las necesidades contrapuestas de forma transparente, haciendo que las decisiones de asignación de recursos durante la sequía sean menos problemáticas y más eficientes.

Actualmente, utilizamos buenos datos y herramientas para las sequías. No obstante, carecemos de datos esenciales para la resiliencia ante la sequía, es decir, sobre la oferta y la demanda de agua superficial y subterránea. En estos momentos, los responsables políticos carecen de datos y análisis significativos sobre la disponibilidad histórica y actual de agua, mientras que las proyecciones futuras, carentes de simulación del cambio climático y su intensidad, son rudimentarios. Del mismo modo, la escasez de datos sobre el uso de agua, idealmente en forma de volúmenes captados de aguas superficiales y extraídos de aguas subterráneas, en régimen actualizado y continuo, exaspera la desconfianza latente sobre las decisiones adoptadas para asignar los recursos.

En años de abundancia, cuando se dispone de lluvias copiosas, e incluso en los años secos anteriores, no había necesidad de seguir la pista a cada molécula de agua. Las estimaciones y la recogida superficial de datos eran aceptables en los ciclos de treinta años de la época de Steinbeck, del mismo modo que una sencilla verificación anual es suficiente para hacer el seguimiento de la salud de una persona sana. Pero atravesar una mega sequía es equivalente a estar ingresado en la unidad de cuidados intensivos, donde la disponibilidad en tiempo real de las constantes vitales del paciente es esencial para adoptar las decisiones con las que salvarle la vida. Del mismo modo, durante una sequía, disponer de datos hidrológicos vitales, casi en tiempo real, es un factor crítico. Para conseguir la resiliencia ante la sequía, el enfoque dirigido a los resultados resalta la necesidad de disponer de datos en tiempo real de la oferta y la demanda, tanto de aguas superficiales como de aguas subterráneas en California.

Datos hidrológicos: para conseguir mejores resultados

Desde el punto de vistas de los resultados deseados, es posible seguir el camino adecuado para identificar y recoger los datos necesarios con los que adoptar mejores decisiones. No obstante, en sistemas complejos de gobernanza del agua, como ocurre en California, disponer de unos mejores datos no se traduce necesariamente en un retroceso a través de los péndulos. La inercia de conseguir los resultados deseados es interrumpida por la naturaleza tan fragmentada de la gestión del agua en California.

En California, la competencia sobre los recursos hídricos depende de la ubicación física de la molécula de agua. La competencia sobre una molécula de agua está distribuida entre múltiples agencias, dependiendo de donde está ubicada en el ciclo hidrológico y la situación gerencial. Esta fragmentación genera tensión cuando se trata de determinar la forma de mitigar la sequía, quién debe reaccionar, y a qué nivel de gobernanza se debe actuar. Esos retos se ven notablemente aumentados a medida que la respuesta puede cambiar en función de la duración, la intensidad, y el alcance de la sequía. La fragmentación también genera un sistema en el que una decisión sobre una parte de la molécula de agua no tiene en cuenta la otra parte de la molécula, es decir, las decisiones sobre el agua superficial se adoptan frecuentemente sin tener en cuenta las aguas subterráneas, y viceversa.

En el caso de la “cuna de Newton” para los datos del agua, la propia física llega a ser interrumpida por la falta de coordinación. Para hacer que el péndulo de los mejores datos oscile en la dirección adecuada para conseguir mejores resultados, se necesita una infraestructura de datos integrada y compartida que consolide los datos y las suposiciones, así como las herramientas asociadas (Figure 3). Lo que realmente se necesita es una acción por parte de una fuerza exterior que permita a los responsables políticos disponer de una imagen completa de los posibles resultados y los beneficios compartidos. Para asegurar el acceso a un agua segura y asequible durante la sequía, es necesario disponer de los datos espaciales y temporales específicos relativos a la ubicación exacta de los pozos en riesgo, así como una comprensión de la naturaleza del riesgo, tanto si es cualitativa como cuantitativa. De hecho, ya disponemos de datos y herramientas innovadoras y de acceso público, como el Aquifer Risk Map, el Drought and Water Shortage Risk Tool del DWR, el CWC drinking water tool, y el SAGBI suitability index ofrecen los conocimientos necesarios para los usos del agua relevante en cada caso. La unificación de esos recursos y esfuerzos crearía un sistema mucho más potente que la suma de sus partes.

La tarea de conseguir la resiliencia ante la sequía en California tiene una dimensión enorme; cuanto más pesado es un objeto, mayor es la fuerza necesaria para ponerlo en movimiento. No obstante, mediante la implantación de un enfoque colaborativo con el que mejorar los datos de sequía, las herramientas, el proceso de toma de decisiones y los resultados deseados, es posible que podamos hacer que la frase de Steinbeck pase al olvido de los archivos literarios. Es posible que empecemos a ver frases que, al contario, hablen de nuestra habilidad para afrontar, en lugar de ignorar, la creciente crisis creada por la sequía.