El diario New York Times publicó a principios de noviembre un interesante artículo, con unas imágenes impresionantes, sobre el episodio de sequía que estaba sufriendo el río Rin durante la estación otoñal. El nivel del agua a la altura de Kaub, la zona de menor calado del cauce medio del río, alcanzaba durante esos días unos niveles que dificultaba el paso de gabarras, una de las formas más importantes de transporte de materiales de Alemania. Uno de los episodios de sequía más largos registrados históricamente había rebajado los niveles de agua del río hasta valores mínimos históricos, forzando a los medios de transporte fluvial a reducir sus cargas e incluso a interrumpir su navegación por completo.

Algunos tramos del Danubio y del Elba, los otros dos ríos de Alemania utilizados para el transporte, se estaban secando también. Algunos puertos interiores estaban inactivos y se estimaba que millones de toneladas de productos habrían de ser transportados por ferrocarril o carretera. En palabras de un capitán de gabarra que lleva trabajando en este sector desde 1982, “nunca había observado un nivel tan bajo del agua. Está llegando a un nivel tan bajo que es muy difícil que las embarcaciones puedan pasar”.

Un verano excepcionalmente seco ha causado estragos en toda Europa. Una compañía comercial de Alemania ha estimado que los agricultores han sufrido unas pérdidas de varios miles de millones de euros. Bayer, el gigante alemán de la industria química, tuvo que reducir la producción de una de sus plantas durante el verano debido a que el Rin, cuyas aguas utiliza para la refrigeración de sus procesos, llevada un caudal muy bajo. Las estaciones de servicio de carburantes en la región, que dependen de los barcos para sus suministros desde las refinerías en los Países Bajos, habían agotado sus provisiones. Además, el naufragio de De Hoop, una gabarra holandesa que se hundió tras una explosión en 1895 y que permanece normalmente bajo el nivel de las aguas, ahora queda visible en las márgenes del Rin.  

Aproximadamente la mitad de los transbordadores fluviales han dejado de navegar, según informa la Administración Federal de zonas navegables y transporte marítimo, y los barcos de crucero fluvial se ven obligados a trasportar a sus pasajeros mediante autobuses durante algunos tramos del recorrido. Miles de peces en la sección suiza del río han perecido debido a las altas temperaturas y los bajos niveles de oxígeno. Hay razones para pensar que estas condiciones meteorológicas serán más frecuentes con un clima cada vez más cálido. En palabras de un investigador del Potsdam Institute for Climate Impact Research, “nuestras investigaciones indican un aumento de la inestabilidad. Las condiciones extremas ocurrirán con más frecuencia”.

Es difícil sobrestimar la importancia del río Rin para la vida y el comercio en la región. En palabras del director de la sección de hidrología y gestión de agua de la entidad responsable de las vías fluviales, “el río Rin es simplemente el río más importante de Alemania, es como la rama más gruesa en el medio del árbol”.

Aproximadamente un 80 % de los 223 millones de toneladas de cargo transportadas por barco en Alemania cada año discurren por el Rin, que comunica el corazón industrial del país con Bélgica, Holanda y el Mar del Norte. Aunque se desconoce todavía la amplitud de la carga que está siendo desviada hacía el ferrocarril o la carretera, “son cifras significativas”, en palabras de la Agencia Federal Alemana del Medio Ambiente.

El caudal del río Rin depende no solamente de las precipitaciones anuales, sino también de las enormes reservas plurianuales de agua acumuladas en los Alpes. El deshielo de la nieve y los glaciares, así como el lago Constanza, alimentan las partes altas del cauce del río, pero las altas temperaturas están haciendo disminuir esas reservas.

En palabras de uno de los empresarios del transporte fluvial, “necesitamos que el nivel del agua en el lago Bodensee suba”, utilizando el nombre alemán del lago Constanza. Sus 35 barcos dejaron de transportar bienes a través de la franja central del cauce del río durante el pasado mes de octubre. Necesitamos la lluvia, y confiamos que llegue antes de que lo haga el frío y entonces se transforme en nieve”.