El portal iAgua ha publicado recientemente la excelente entrevista realizada por Lluís Sala, socio de Asersa, al prof. Takashi Asano, socio de honor de Asersa desde 2010, en la que éste describe la amplia trayectoria profesional seguida desde que en 1978 inició su trabajo en la Oficina de Reciclado del Agua. La oficina había sido creada aquel mismo año por el Gobernador Jerry Brown para poner remedio a la sequía plurianual que había afectado a California entre 1973 y 1977. La excelente narrativa de esos 40 años dedicados a la enseñanza universitaria en la Universidad de California en Davis, a la administración pública en el Consejo Estatal de Control de los Recursos Hídricos y a la consultoría independiente muestran claramente cómo las circunstancias pueden y consiguen orientar los intereses personales y profesionales de una persona. Es interesante constatar cómo esa sequía plurianual, junto con el enorme atractivo social, económico y ambiental que se estaba registrando en California en esos años, pudo conseguir su retorno, tras unos años de dedicación docente en lugares mucho más tradicionales y tranquilos del país. Por otra parte, esa misma vocación docente y académica explican en gran manera el gran número de libros y manuales que ha venido publicando hasta hace pocos años, como forma de asegurar que los conocimientos y la experiencia acumulados en los lugares más diversos del mundo puedan ser reconocidos y ser perdurables y asequibles para todos los interesados. El contacto personal y profesional del prof. Asano con las realidades del agua en lugares similares, pero alejados de California le ha permitido también desarrollar una sensibilidad, a la que de otro modo habría sido difícil acceder: el prof. Asano sabe diferenciar entre ahorrar agua cuando se consumen 700 litros por persona y día, como ocurre en Sacramento, donde la mitad de la población carece de contador de agua, y ahorrar agua en una zona como la metrópolis de Barcelona, donde todos los abonados disponen de contador y registran un consumo de 104 litros por habitante y día. Por último e igualmente importante, la entrevista del prof. Asano transpira una realidad poco frecuente en nuestras latitudes: el que los grandes logros alcanzados por una persona como él, especialmente premios como el del Agua de Estocolmo, son fruto de la intensa y continua colaboración con numerosos otros colegas en el ámbito académico, gubernamental, asociativo y profesional, como la que se practica de forma natural en el campo de la gestión de los recursos hídricos en California y otros estados. Ha sido y sigue siendo un verdadero placer compartir amistad, inquietudes y tiempo con el prof. Asano durante los últimos 30 años, especialmente ahora que compartimos el estatus de “eméritos” o, en su propia traducción desenfadada cuando visitamos la ciudad de Mérida, de “viejos”.