Los procesos de regeneración del agua son los mismos o adaptaciones de los procesos utilizados en el sector de la potabilización del agua. Los procesos de regeneración se inician a partir de un efluente secundario (Directiva UE 91/741), un agua que dista mucho de ser un agua residual, tanto en su aspecto como su composición.

Las tecnologías de potabilización del agua han evolucionado notablemente durante las últimas décadas, con objeto de asegurar un tratamiento efectivo de aguas superficiales (ríos, manantiales) cada vez más afectadas por vertidos de todo tipo (agrícolas, industriales, urbanos e incluso naturales) en sus cuencas vertientes. Disponemos de tecnologías modernas capaces de retirar del agua una gama de sustancias contaminantes cada vez más amplia y diversa (como los contaminantes de preocupación emergente), en comparación con los procesos tradicionales de potabilización destinados a clarificar y desinfectar el agua, y constituidos por las fases de coagulación-floculación, decantación, filtración y desinfección.

Mientras que esa línea de tratamiento básico puede ser suficiente para la regeneración de agua para su uso en riego agrícola y de jardinería, la regeneración de agua para producir agua de calidad industrial o de consumo humano requiere la inclusión de tratamientos más específicos y eficientes, capaces de retirar sustancias contaminantes muy variadas y complejas. Entre esos procesos modernos figura la filtración con membranas de ósmosis inversa, de forma idéntica a como se utiliza para la desalinización de aguas salobres o marinas.

La convergencia progresiva que se está produciendo entre la potabilización avanzada de aguas superficiales y la regeneración avanzada (purificación) de efluentes depurados queda de manifiesto por el buen número de estaciones de potabilización ubicadas en las partes bajas de los grandes ríos del mundo, donde la calidad del agua superficial captada requiere una línea de tratamiento muy eficiente, compleja y con múltiples barreras de tratamiento. En realidad, esas estaciones potabilizadoras de agua son en esencia estaciones de regeneración avanzada (purificación) de agua como las que se están utilizando en los proyectos de reutilización potable en Orange County, California, en Singapur y en Australia.

Todas esas similitudes hacen que el enfoque adoptado en países pioneros como los EEUU sea el de considerar la formación y el entrenamiento de los operadores de las estaciones de regeneración de agua como una ampliación de los programas educativos ofrecidos a los operadores de las estaciones de potabilización de agua.

La adopción de esos criterios debería llevar a la implantación en España de titulaciones profesionales dedicadas a la regeneración, tanto básica como avanzada, a fin de poder atender la demanda previsible de este tipo de profesionales por parte de nuestras futuras estaciones de regeneración básica y sobre todo avanzada.

Otra muestra de la conveniencia de una especialización en regeneración de agua es la separación física que se adopta entre unas instalaciones con objetivos y componentes tan diferentes como 1) las estaciones depuradoras, en donde se produce el efluente secundario que constituye la materia prima del proceso de regeneración y 2) las estaciones de regeneración del agua, en donde se produce un agua de mayor calidad y adecuada para el uso posterior previsto. Esa separación física entre las instalaciones de depuración y las de regeneración sirve para evidenciar la notable diferencia entre los objetivos y los medios utilizados en ambos tipos de instalaciones y ofrecer una correcta percepción de la calidad tan diferente que tienen los dos tipos de agua producidos: depurada en un primer momento y regenerada/purificada después.