La mayor irregularidad pluviométrica que se está registrando en la región mediterránea está ocasionando unos episodios de sequía más intensos, prolongados y frecuentes que los acontecidos en el pasado, con lo que ello significa de menor fiabilidad de los abastecimientos de agua para los más diversos usos.

Las restricciones de uso y los cortes de suministro están ocasionando considerables perjuicios sociales, económicos y ambientales. El ahorro y el uso eficiente de los recursos disponibles permite una mejora de la resiliencia, aunque sin aportar recursos adicionales.

El aumento de nuestra capacidad hidrológica superficial o subterránea (acumulación en momentos de abundancia para su uso en momentos de escasez) y la utilización de fuentes no convencionales de agua, como el agua regenerada y el agua desalinizada, permiten contrarrestar los efectos desfavorables de esa mayor irregularidad pluviométrica.