La necesidad imperiosa de agua causada por las sequías intensas y prolongadas que nos vienen afectando ha pasado a ser el mayor incentivo para que los gestores de los recursos hídricos recurran a estrategias no convencionales como la regeneración del agua y la desalinización de aguas marinas. Las restricciones e incluso la falta de suministro causadas por las sequías han propiciado el recurso al agua regenerada y el agua desalinizada, con mucha más determinación y urgencia que la anticipada por los estudios de prospectiva que las entidades públicas de gestión de los recursos han venido haciendo desde hace décadas.

Una notable distinción entre la opción de regenerar agua y la de desalinizar agua marina es que, mientras la segunda está legitimada por el ordenamiento normativo de la práctica totalidad de países, de acuerdo con sus normas de calidad del agua de consumo humano,   la regeneración del agua está pendiente en muchos países de ser regulada normativamente y aceptada tanto por las autoridades de salud pública y recursos hídricos como los usuarios y el público en general. Solo en unos pocos lugares del mundo está siendo implantada con éxito y goza de una amplia aceptación del público y los usuarios, hasta ser considerada una forma cotidiana de gestión de los recursos.

Ninguna de esas dos estrategias de gestión puede implantarse de forma inmediata, al requerir una planificación detallada tanto de su diseño técnico como de su operatividad, sus dotaciones, sus fuentes de energía y sus presupuestos y formas de financiación.

El marco de referencia en el que llevar a cabo esas tomas de decisiones incluye 1) las restricciones y falta de agua (extremas para ciertos usos, incluidos los ambientales) que las sequías están imponiendo e impondrán en futuros episodios, 2) las dotaciones y las fuentes de energía necesarias para su operatividad, con un énfasis especial en la utilización de energías renovables, 3) la aprobación de normas de calidad y de explotación de las instalaciones que aseguren la protección de la salud pública y el medio ambiente y 4) las campañas institucionales de comunicación y apoyo destinadas a conseguir una correcta percepción de esas alternativas por parte de los usuarios y el público así como de su aceptación como nuevas fuentes de agua.

Tanto los registros históricos como los datos más recientes sobre la frecuencia de los episodios de sequía en las latitudes de la región mediterránea son cada vez mejor conocidos e indican que seguirán produciéndose inevitablemente. Por otra parte, los otros tres elementos del marco de referencia seguirán quedando a la discreción de las entidades gestoras de los recursos hídricos, los usuarios del agua y el público en general.