El hecho de que California y España formen parte de las regiones de clima mediterráneo y además estemos situados a unas latitudes geográficas tan similares en el hemisferio norte nos ofrece una fuente de inspiración de un enorme valor. California es como nuestro “gemelo climatológico” (usando la terminología informática actual) que, por circunstancias climatológicas naturales, está registrando de forma anticipada fenómenos pluviométricos e hidrológicos como los que muy bien podríamos experimentar nosotros en un futuro muy inmediato, o incluso estamos experimentando ya.

Uno de los aspectos más llamativos de su proceso de adaptación al cambio climático, sin duda motivado por la severidad de los episodios de sequía registrados en las dos últimas décadas, es su pragmatismo para valorar las posibles actuaciones, para establecer los marcos normativos y operativos aplicables, y para planificar e implantar las soluciones adoptadas de forma sistemática, rápida, ininterrumpida y con grandes dosis de comunicación y participación del público y todos los agentes sociales.