El diario New York Times acaba de publicar un excelente artículo, con unas vistas áreas espectaculares, sobre los planes en curso de consideración para convertir la presa Hoover en una gigantesca batería, mediante el proceso conocido de embalses reversibles, una opción tecnológica implantada en numerosos lugares del mundo desde hace años. La singularidad de este nuevo proyecto reside en la magnitud de la presa Hoover y de su embalse, designado como el Lago Mead, dos de las mayores realizaciones hidráulicas del siglo XX, en un lugar geográfico que afecta al menos directamente a tres estados, California, Nevada y Arizona, y a un río, el río Colorado, cuyos caudales viene siendo objeto de disputas interestatales desde hace décadas. A continuación se presenta el contenido del artículo periodístico.

La presa Hoover ayudó a transformar el oeste americano, domesticando las fuerzas del río Colorado – con la ayuda de millones de metros cúbicos de hormigón y decenas de millones de toneladas de acero – para generar la energía utilizada por millones de viviendas y comercios. Fue uno de los mayores hitos ingenieriles del siglo XX.

En este momento, la presa Hoover es el centro de atención de un reto mucho más propio del siglo XXI: convertir su embalse en un gran almacén regulador de energía eléctrica, generada mediante huertos solares y turbinas eólicas, las fuentes de energía del futuro. El Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, un operador original de la presa cuando fue construida en los años 1930, quiere dotarla de una conducción y de una estación de bombeo impulsada por energía solar y eólica, cuyo presupuesto conjunto asciende a 3 millardos de dólares. La estación de bombeo, ubicada aguas debajo de la presa impulsará agua hacia la presa, permitiendo así regular el flujo de agua a través de los generadores eléctricos de la presa y ayudar a gestionar la energía eléctrica en momentos de puntas de consumo. El resultado neto del proceso será similar al de un almacén de energía – realizando básicamente una función similar a la esperada de las gigantescas baterías de litio que se están desarrollando para absorber y liberar energía eléctrica.

Este proyecto de la presa Hoover puede dar respuesta a una cuestión pendiente de la industria energética: cómo ofrecer un forma viable y eficiente con la que almacenar energía, algo que está considerado como la clave para trasformar la industria y ayudar a reducir las emisiones de carbono. Considerando que el sol no brilla en todo momento y que los vientos son variables, las compañías eléctricas están buscando alternativas para almacenar la electricidad generada por estas fuentes para poder usarlas cuando su producción disminuye. Cuando esas fuentes no generan electricidad, se ven obligadas a poner en marcha las plantas de combustibles fósiles para poder satisfacer las puntas de demanda. De modo similar, cuando las granjas de placas solares y generadores eólicos producen más electricidad de la que los consumidores necesitan, las empresas suministradoras de California han de buscar soluciones para deshacerse del excedente – dándoselas a otros estados – o arriesgarse a sobrecargar la red eléctrica y causar apagones.

En palabras del alcalde de Los Ángeles, “Creo que hemos de contemplar esta propuesta como algo que solo ocurre una vez en un siglo. Por el momento, parece algo realmente posible. Parece sostenible y tiene aspecto de ser limpio”. El plazo previsto para su terminación es 2028, y algunos consideran que este esfuerzo podría servir de inspiración para innovaciones en otras presas. Aumentar el almacenamiento energético podría también afectar a los planes millonarios dedicados a proyectos eólicos propuestos por billonarios como Warren E. Buffett y Philip F. Anschutz.

No obstante, la propuesta habrá de superar diversos obstáculos políticos, incluyendo las preocupaciones ambientales y los intereses de aquellos que utilizan el río para suministro urbano, recreo y servicios. En los municipios de Bullhead City, en Arizona y Laughlin, en Nevada – poblaciones hermanadas a ambos márgenes del río Colorado, a unos 150 km al sur de la presa – los niveles del agua en ciertos tramos del cauce dependen de los caudales liberados por la presa, y algunos de los ciudadanos consideran que cualquier alteración adicional del flujo puede considerarse una alteración, e incluso una amenaza. En palabras del cofundador del Pacific Institute y miembro de la Academia Nacional de Ciencias, conocido internacionalmente por sus trabajos en temas de cambio climático, “el proyecto ha de ser evaluado ambiental, política y económicamente, algo que puede resultar un verdadero problema”.

La estructura de 220 m de altura de la presa Hoover alberga en su interior unos electrogeneradores gigantescos. La propuesta de construir una estación de bombeo es la de regular el flujo de agua a través de los generadores de la presa, impulsando agua en sentido inverso hacia la presa, con objeto de ayudar en la gestión de la energía eléctrica durante las puntas de demanda. La propuesta de utilizar la presa Hoover para gestionar la red eléctrica ha sido considerado informalmente durante los últimos 15 años. Sin embargo, nadie se ha ocupado de esta idea seriamente hasta hace un año, cuando California comenzó a plantearse la necesidad de mejorar la gestión de su creciente producción de energía alternativa – como forma de abandonar progresivamente las centrales de carbón y nucleares.

En California, estado pionero en producción de energía solar con gran diferencia respecto al resto, eso ha significado a veces tener que pagar a otros estados para que acepten el exceso de electricidad. Compañías como Tesla se han incorporado al tema, fabricando baterías de litio que se han instalado en algunas compañías eléctricas, aunque esa forma de almacenamiento sigue siendo generalmente costosa. La compañía Lazard, asesora financiera y de gestión de activos, ha estimado que las baterías de litio utilizadas por las compañías eléctricas cuestan 26 céntimos de dólar por kWh, mientras que el proyecto hidroeléctrico puede representar 15 céntimos de dólar por kWh. Los usuarios domésticos pagan unos 12,5 céntimos de dólar por kWh de energía eléctrica.

Ya existen presas que utilizan el concepto operativo propuesto para la presa Hoover. Los Ángeles explota una central hidroeléctrica en el Pyramid Lake, a unos 80 km al noroeste de la ciudad, que almacena energía utilizando la red electica para impulsar una turbina que retorna agua hacia el embalse. No obstante, la propuesta de la presa Hoover funcionaría de modo diferente. La presa, con su impresionante muro de hormigón de 220 m y sus 17 electrogeneradores que entraron en funcionamiento en 1936, no se vería afectada. En su lugar, los ingenieros proponen construir una estación de bombeo a unos 35 km aguas abajo del embalse, el Lago Mead, el lago artificial más grande del país. Una tubería que seguiría el cauce del río, parcial o totalmente enterrada, dependiendo de la ubicación finalmente aprobada.

Según el Prof. Kelly Sanders de ingeniería civil y ambiental de la Universidad del sur de California, “la presa Hoover es ideal para esta propuesta. Es una planta gigantesca. No tenemos nada en el horizonte en término de baterías de esa magnitud”. El Prof. Sri Narayan de química en la misma Universidad afirma que sus estudios sobre baterías de litio indican que “no se dispone simplemente de una capacidad suficiente para almacenar las cargas necesarias con las que gestionar la energía solar y eólica que llegan por la red”. Con las baterías de litio, hay que considerar las cuestiones de su durabilidad. Si duran de 5 a 10 años, eso daría un cierto margen, considerando especialmente que esperamos utilizar las instalaciones a plena capacidad. Han de ser 10 veces más duraderas de lo que son actualmente”. El Prof. Narayan considera que el proyecto de la presa Hoover debería ser considerado con seriedad, debido a que los proyectos de embalses reversibles han sido probados y verificados desde hace décadas. En comparación con las baterías de litio, “considero que el argumento es muy bueno”.

El Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, la mayor empresa pública de todo el país, considera que su propuesta aumentaría la productividad de la presa que funciona simplemente al 20 % de su capacidad, evitando tener que liberar demasiada agua en un momento dado e inundando las poblaciones aguas abajo. Los ingenieros han realizado estudios preliminares de viabilidad, incluyendo una revisión de las ubicaciones de la estación de bombeo que causaría el menor impacto desfavorable sobre el medio ambiente y las poblaciones contiguas. Como la presa Hoover está ubicada en territorios de propiedad federal y funciona bajo la tutela del Bureau of Reclamation, una entidad del Ministerio del Interior, el Bureau debe apoyar el proyecto antes de que su tramitación pueda continuar.

Según un portavoz del Bureau, “somos conocedores del concepto, pero en este momento nuestros gestores regionales no han recibido una propuesta suficientemente detallada como para saber si podríamos apoyar la totalidad del proyecto”. Si el Bureau estuviera de acuerdo en considerar el proyecto, el National Park Service revisaría los impactos ambientales, científicos y estéticos en las zonas recreativas aguas debajo de la presa. Una vez que la empresa pública de Los Ángeles recibiera la aprobación, según afirman los responsables del Park Service, la agencia apoyaría el criterio de que la estación de bombeo sea preferentemente invisible para el público, lo que representaría otro gran reto de ingeniería.

Entre las consideraciones que se están teniendo en cuenta cabe indicar el efecto sobre las cabras que merodean Black Canyon, justo aguas debajo de la presa, y las captaciones de agua para abastecimiento urbano de poblaciones como Bullhead City. Algunos ambientalistas están preocupados porque la incorporación de una instalación de bombeo podría deteriorar los caudales de agua aguas abajo, en particular en el delta del río Colorado, un cauce seco en su mayor parte en territorio mexicano que ha dejado de tener conexión con el océano.

Otra preocupación es que la estación de bombeo extraería agua desde o en las proximidades del Lake Mohave, donde muchos entusiastas de los deportes acuáticos practican la pesca y numerosos deportes náuticos. El gerente de Watercraft Adventures, una empresa dedicada durante 27 años al alquiler náutico en Laughlin indica que los niveles del agua ya fluctúan en ciertos tramos del cauce del río Colorado cerca de las poblaciones ribereñas. La presa más pequeña Davis Dam, justo al norte de Laughlin corta el flujo durante la noche. Durante una mañana de este año, el nivel del agua justo a las afueras de la ciudad llegó a ser tan bajo que se podía atravesar todo el cauce del río, obligando a que no se pudieran lanzar embarcaciones hasta el mediodía, cuando la mitad del cauce era una barra de arena. Incluso si no se llega a perder agua debido a la estación de bombeo, el solo hecho de generar un estrés adicional en el sistema suscita la preocupación del gerente de Bullhead City. La ciudad disfruta del turismo veraniego que atrae a unos dos millones de visitantes al área de recreo con aguas verde-azules. Según el gerente, “ese lago es la fuente de vida para esta comunidad. Es frecuente ver a más de 100 embarcaciones en el lago”.

Los ambientalistas han venido presionando a la ciudad de Los Ángeles para que deje de utilizar combustibles fósiles y produzca electricidad a partir de fuentes alternativas como las energías solar y eólica. El alcalde ha anunciado que le gustaría que la ciudad sea la primera ciudad del país en operar exclusivamente con energía limpia, aunque manteniendo un sistema eléctrico fiable. “Nuestro reto es cómo llegamos a ser 100 % verdes. El almacenamiento ayuda. No hay una batería en nuestro sistema mayor que la Hoover Dam”.

No obstante, hay viejas heridas sin curar a lo largo del río Colorado. Una central térmica de carbón en Laughlin que venía siendo explotada por el Departamento de Agua y Energía junto con otras empresas públicas fue clausurada en 2006, causando la pérdida de 500 puestos de trabajo y haciendo que la economía local se resintiera por ello. Otro asunto que todavía perdura es la decisión de tiempo atrás de asignar a Nevada una pequeña fracción del agua que California y Arizona pueden extraer. Según un senador estatal de Nevada, “nada de lo que está ocurriendo en California con la energía ofrece tranquilidad a las gentes que están tratando con ellos sobre el tema. Creo que, desde un punto de vista político, deberíamos aliviar los temores de California, Nevada y Arizona. Tendremos miles de preocupaciones”.

La decisión de clausurar la central térmica de carbón causó el enfado de muchos residentes. Hubieran preferido que la empresa instalara los dispositivos necesarios para el control de emisiones, como lavadores de humos con los que reducir la contaminación de carbono. La población confió posteriormente en que la central de carbón fuera sustituida por otra de gas natural, pero Los Ángeles no se puso de acuerdo con las poblaciones locales próximas a la planta. El terreno de 1.000 ha donde estaba la central térmica sigue estando desocupado. Ha habido esfuerzos locales para convertir la zona en un centro residencial y comercial, o incluso de construir una granja solar en una porción del terreno, si Los Ángeles accediera a comprar la energía.

Según el alcalde de Los Ángeles, otros estados y ciudades han colaborado con Los Ángeles para impulsar proyectos de desarrollo económico para sus comunidades, por lo que le gustaría considera ideas similares para el proyecto de la presa Hoover, al igual que otras formas de beneficiar toda la región. “Estoy dispuesto a escuchar cuales pueden ser sus necesidades”.

El senador estatal sospecha de las promesas de la gran ciudad. El Departamento de Agua y Energía ha tratado a Nevada con mucha prepotencia en el pasado, como cuando un guarda de seguridad de la vieja central térmica de carbón rehusó en una ocasión devolver la pelota de un niño que había rebotado por encima de la verja de la instalación. El guarda respondió a los padres del niño que podían presentar una reclamación para recuperarla, un proceso que podría requerir de dos a tres años. “No es precisamente el mejor de ejemplo de buena vecindad”. Pero está dispuesto a reunirse con los responsables de Los Ángeles para conseguir el éxito del proyecto. “Los obstáculos son mínimos y las negociaciones sencillas, en tanto que todo el mundo se ponga de acuerdo con Nevada. Sería magnífico que pudiéramos encontrar una mesa de reuniones alrededor de la que todos quisieran sentarse. Yo ofreceré la mesa de reuniones”.