Un reciente boletín de noticias de Brown and Caldwell presenta dos reflexiones interesantes sobre los debates que se están registrando con motivo de la puesta en marcha de la reciente ley sobre las aguas subterráneas en California.

Una primera noticia describe como, hace ahora dos años, California pasó a ser uno de los últimos estados del oeste en aprobar una ley para gestionar los acuíferos. Aunque la intención política de hacerlo ha requerido años para su materialización, el gran reto puede ser sin duda llevar la ley a la práctica. La localidad de Paso Robles puede ser un ejemplo emblemático de lo difícil que puede llegar a ser esa implantación. La región es conocida principalmente por sus bodegas, pero no es inusual ver a grandes camiones cisterna suministrado agua a los residentes, cuyos pozos están secos.

En una segunda presentación, el boletín informa de la gran novedad que representa el que las nuevas leyes de gestión de las aguas subterráneas en California no permitan la extracción incontrolada de agua de los acuíferos. La reciente ley estatal requiere la creación de agencias locales del agua, con amplios poderes para instalar contadores de medida en los pozos, aplicar impuestos y penalizar cualquier sobre-explotación de los acuíferos. Si esas agencias no son creadas por iniciativa local, los legisladores estatales podrán asumir esa responsabilidad. Será entonces cuando se incie la batalla sobre cómo redactar un plan para gestionar las cuencas.