Con motivo del Día Mundial del Agua de 2017, dedicado a la depuración de las aguas y a la reutilización del agua, el diario New York Times publicó el pasado 22 de marzo un magnífico reportaje con unas espectaculares fotografías de la Sierra Nevada en las que se evidencia el cambio tan dramático que las reservas de nieve han experimentado durante los últimos meses. El reportaje describe también los medios personales y técnicos dedicados al seguimiento y la evaluación de esta importante reserva de recursos hídricos del estado. Los autores han incluido una colección de mapas interactivos y fotografías tomadas de sus trabajos para ilustrar la cantidad impresionante de nieve acumulada en las montañas de la Sierra Nevada durante los primeros meses de 2017.

Como bien indican los autores del reportaje, la belleza majestuosa de la Sierra Nevada californiana no deja nunca de impresionarnos. Pero la cadena montañosa, que se extiende a lo largo de centenares de kilómetros, representa mucho más que una imagen impactante. Es uno de los elementos esenciales para hacer posible la vida en un estado tan árido como éste. Eso es así porque una de las fuentes de abastecimiento más importantes del estado es la nieve fundida, representando un tercio del abastecimiento total de agua del estado. Cada primavera y verano, la Sierra Nevada envía desde sus laderas una valiosísima escorrentía que recarga los ríos y los embalses, permitiendo el riego de los cultivos y el llenado de los vasos de agua para beber.

Saber con precisión cuanta nieve se ha acumulado en las montañas es un dato crucial para los agricultores y los gestores hídricos. Esa es una tarea en la que participa el proyecto de documentación aérea realizado por el Laboratorio de Propulsión de la NASA, conocido como el Observatorio Aéreo Nival. Las observaciones realizadas por instrumentos especializado transportados en un avión permiten a los científicos obtener una comprensión sin precedentes de la cantidad de agua disponible en la nieve de la Sierra. El invierno tan húmedo que se está registrando en 2017 ha hecho que la acumulación total de nieve y agua esté alcanzando valores espectaculares.

Utilizando los datos de la NASA, los autores han podido comparar el espesor de nieve de este año con el de 2015, cuando el estado estaba inmerso en una intensa sequía. Como los mapas interactivos muestran, las zonas blancas tenían un metro o más de nieve en el mes de marzo de 2017. En estos momentos, la nieve cubre las partes elevadas de las montañas con un manto de varios metros de espesor, cuanto en 2015 casi ninguna de esas zonas tenía un espesor de nieve comparable.

El observatorio aerotransportado ha podido detectar espesores de nieve en las montañas que oscilan entre unos pocos pies (0,30 m) en altitudes bajas hasta más de 21 m en las zonas de avalanchas. Algunos de los desfiladeros tienen paredes de 7 a 12 metros de nieve, según un gestor de recursos hídricos de la Autoridad Hídrica de Friant, tras analizar los datos de la NASA: “tenemos una cantidad realmente importante de nieve”.

Las estaciones de esquí, que cierran normalmente en la primavera, están tan intensamente blancas que ya están haciendo planes para ampliar su temporada de apertura. Los representantes de Squaw Valley, en la zona del lago Tahoe, y de Mammoth Mountain, en la Sierra oriental, indican que están considerando permanecer abiertas hasta bien entrado el verano.

El proyecto del observatorio nival, que comenzó sus vuelos sobre la Sierra en 2013, es una iniciativa innovadora en California, donde una infraestructura envejecida, un clima más cálido y un rápido crecimiento de la población han hecho que la gestión hídrica pase a ser un área de trabajo de enorme interés. Durante décadas, los funcionarios estatales han venido estimando los espesores de nieve mediante la extrapolación de mediciones terrestres realizadas en puntos seleccionados de la cadena montañosa. No debe sorprender que los márgenes de error hayan sido muy grandes.

Una semana al mes, el equipo de la NASA sobrevuela la Sierra Nevada en un avión que lanza impulsos de rayos laser hacia el suelo. Mediante la medición de la velocidad a la que esos impulsos rebotan sobre el suelo, los científicos son capaces de genera unos mapas topográficos detallados. Comparando esos mapas con los de esas mismas montañas desprovistas de nieve y teniendo en cuenta la densidad de la nieve, pueden valorar la cantidad de agua acumulada.

El observatorio mide también la reflexión de la luz solar sobre la nieve, un factor crítico para comprender cuanta energía está siendo absorbida por la nieve y a qué velocidad se fundirá. El gestor de la autoridad hídrica de Friant, que gestiona el agua para el riego agrícola en el Valle del San Joaquín, indica que estos nuevos datos sobre el estado de la nieve es un cambio sustancial para los agricultores que ahora serán capaces de planificar sus cultivos con mucha más confianza. “Hemos de ser más inteligentes en nuestras formas de afrontar la gestión de los recursos hídricos y esta nueva tecnología nos ofrece un referente de optimismo”.

Por el momento, el observatorio está realizando mediciones en la mayor parte de la Sierra Nevada central. La intención es obtener más peticiones de los funcionarios del estado para ampliar las observaciones a toda la cordillera. Hasta el momento, ha sido un proceso cada vez más fácil de comercializar. “Ha llegado a un punto en que ya no tenemos que llamar por teléfono a nadie; nos limitamos sencillamente a responder las llamadas de teléfono que nos llegan”.