El primer número de la revista Water Cycle ha publicado un excelente artículo en el que John C. Radcliffe y Declan Page realizan una revisión histórica de la reutilización del agua en Australia durante las dos últimas décadas, especialmente desde que la sequía del Milenio propició a principios del año 2000 un gran interés por esta estrategia de gestión de los recursos. Los dos autores pertenecen al CSIRO, la Organización para la investigación científica e industrial de la Commonwealth, una agencia del gobierno federal de Australia encargada de la investigación científica. CSIRO colabora con organizaciones pioneras de todo el mundo y desde su sede central en Canberra coordina el trabajo de más de 50 centros distribuidos por Australia y Francia, Chile y los Estados Unidos, en los que emplea a unas 5.500 personas.

Este artículo ofrece una visión retrospectiva de los “vaivenes” políticos, técnicos y sociales que la reutilización del agua ha experimentado en Australia en el transcurso de tan solo dos décadas de “cambio climático”, a lo ancho del enorme territorio de un país que comparte con nosotros muchas similitudes climáticas y geográficas.

A continuación presentamos la versión española del Resumen y la Discusión y Conclusiones de dicho artículo, con objeto de facilitar su lectura. El artículo original completo puede descargarse en este enlace.

Resumen

La mayor parte de Australia tiene unas bajas precipitaciones. Su población es pequeña (25 millones), pero con un crecimiento anual del 1,5 %. Las limitaciones de agua están siendo exacerbadas por el cambio climático. En 1999, las exigencias impuestas sobre los vertidos de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) a los medios receptores se convirtieron en un incentivo para la reutilización del agua. La sequía del Milenio (2000-2009) fue una motivación adicional para impulsar la regeneración y la desalinización de agua. La reforma de las políticas hídricas propició la elaboración de directrices sobre la regeneración del agua así como sobre el uso de aguas de tormenta y las formas de aumentar los recursos hídricos para consumo humano. En Brisbane se construyeron estaciones de regeneración avanzada de agua para la reutilización potable indirecta. En los nuevos distritos de Sydney, Melbourne y Adelaide se construyeron dobles redes para la distribución de agua potable y de agua regenerada. El uso de agua regenerada para atender los usos agrícolas, industriales y de recreo registraron un notable aumento.

En la Gold Coast, Sydney, Melbourne, Adelaide y Perth se construyeron estaciones desalinizadoras de agua. Una vez pasada la sequía, la influencia de los factores económicos sobre el uso futuro del agua regenerada registró un notable aumento. Considerando que las aguas superficiales eran más económicas que el agua regenerada o desalinizada, las estaciones desalinizadoras fueron clausuradas o mantenidas a una tasa de producción reducida. Las estaciones de regeneración avanzada de agua de Brisbane fueron clausuradas. Todo ello condujo a una mayor complacencia en la política hídrica. No obstante, Western Australia, que siguió registrando un declive en sus precipitaciones, fue capaz de demostrar ante una población receptiva que el agua regenerada podía ser utilizada para la recarga de los acuíferos que abastecen de agua potable a Perth. En 2019, la sequía volvió a registrarse en la región oriental de Australia. Las estaciones desalinizadoras fueron puestas de nuevo en funcionamiento y el programa de reutilización potable indirecto de Brisbane fue preparado para su incorporación al sistema. Se están realizando diversas evaluaciones para determinar el futuro de la reutilización potable directa, aunque ése es un debate que todavía está por iniciarse con la población consumidora del agua.

Discusión y Conclusiones

  1. La motivación ambiental

La reutilización de agua en Australia ha sido impulsada por una sucesión de motivaciones políticas. Inicialmente, la motivación para la reutilización de agua para usos no convencionales surgió como respuesta a las limitaciones impuestas sobre la composición de los vertidos de las EDAR a las masas de agua receptoras. Esas exigencias reorientaron la utilización del agua hacia el uso agrícola, considerando los beneficios añadidos que tiene la recuperación de los nutrientes contenidos en los caudales efluentes, así como para uso industrial en razón de los beneficios que ofrece utilizar agua regenerada, cuando no es necesario utilizar una calidad equivalente a la del agua potable. Con objeto de promover su aceptación, el agua regenerada fue ofrecida con frecuencia a un precio muy bajo, obligando a que el coste de producir el agua regenerada debiera ser sufragado por los abonados de las compañías de agua, como un gasto necesario para satisfacer o evitar las exigencias del vertido de los efluentes depurados. El desarrollo de una mayor concienciación ambiental y la incorporación de políticas favorables a la competencia en el sector (aunque el abastecimiento de agua es mayoritariamente un monopolio natural) propiciaron el desarrollo de directrices sobre la calidad del agua y la implantación de un marco político sobre la utilización del agua en Australia, a través del Acuerdo Intergubernamental sobre la Iniciativa Nacional del Agua.

  1. La motivación de la continuidad del abastecimiento

La sequía del Milenio (2000-2009) propició la aparición de una nueva motivación, relativa a asegurar la continuidad del abastecimiento de agua, que a su vez condujo a la búsqueda de una mayor diversidad de fuentes de abastecimiento. La amenaza de sufrir restricciones de agua y la necesidad de proteger e incluso reforzar los abastecimientos de agua potable disponibles propiciaron la introducción de la reutilización de agua regenerada. No obstante, el agua regenerada no fue utilizada en ningún caso para aumentar la disponibilidad de agua potable antes del inicio de la sequía. La crisis potencial de escasez de agua dio lugar a la construcción de numerosas estaciones de desalinización de agua de mar, aunque una vez completada su recepción y validación, las aportaciones de agua desalinizada solo fueron incorporadas al sistema de agua de consumo humano en Perth. Esta respuesta ante la sequía sirvió para demostrar la capacidad de Australia para planificar, desarrollar y construir con rapidez importantes infraestructuras de reutilización de agua, justo al inicio de una crisis hídrica potencial. Por otra parte, la sequía del Milenio sirvió también para demostrar que mientras que la sequía suele propiciar la adopción del uso de agua regenerada, la interrupción de la sequía suele conducir al aplazamiento o incluso el rechazo de su uso, pudiendo incluso favorecer una mayor complacencia política.

  1. La motivación económica

Una vez pasada la sequía, las empresas de agua de las grandes ciudades se encontraron en posesión de unas grandes instalaciones de regeneración de agua que eran más costosas de explotar que sus captaciones tradicionales de agua, nuevamente disponibles en sus cuencas hidrográficas. Las plantas de regeneración habían requerido unos elevados costes de inversión cuyas deudas estaban todavía pendientes de pago. Para atender esos pagos, fue necesario aumentar los importes de los recibos que las compañías enviaban a sus abonados, aunque en ciertos casos esas deudas pudieron ser ajustadas mediante la ampliación de los calendarios de restitución, de modo que los costes anuales pudieron ser reducidos, aunque el importe conjunto de la deuda y sus intereses de financiación sobrepasaron los costes inicialmente presupuestados. De este modo, los factores económicos pasaron a ser las siguientes motivaciones para el uso potencial de agua regenerada. El gobierno de New South Wales, a través de la Sydney Water Corporation, intentó reducir la deuda asociada a sus estaciones de desalinización mediante un leasing de 50 años, a través de un contrato asociado que le obligaba a pagar los costes anuales de mantenimiento durante los períodos de parada, así como los costes de operación cuando fuera necesario producir agua.  La estación desalinizadora de agua de Melbourne fue construida mediante un consorcio público-privado con unos derechos de explotación de 30 años. Las empresas hídricas estatales otorgaron la explotación de las mayores estaciones de regeneración y desalinización mediante contratatos a proveedores privados de servicios.

  1. La motivación técnica

En un momento dado se planteó la cuestión de cómo gestionar físicamente las estaciones de producción de agua cuando la demanda de agua era reducida o inexistente. Todas las instalaciones disponían de membranas para su funcionamiento. Se disponía de una experiencia muy limitada sobre la forma de gestionarlas cuando estaban fuera de servicio. Al final, la mayoría de las instalaciones del proyecto Brisbane Western Corridor fue clausurada, en medio de un cierto rencor político por parte del nuevo gobierno que paso a considerar el proyecto como un “elefante blanco”. Las membranas fueron extraídas de sus vasijas, poniendo de manifiesto que no se había adoptado ningún tipo de normalización sobre las membranas utilizadas en las tres estaciones de tratamiento avanzado de agua. Se estimó que el tiempo necesario para poner esas instalaciones de nuevo en marcha sería de dos años, si ello fuera necesario. Las estaciones desalinizadoras de Gold Coast y Adelaide se mantuvieron en estado operativo permanente haciéndolas funcionar a bajo caudal, mediante una rotación de los bastidores operativos. Las estaciones de desalinización de Sydney y Melbourne fueron puestas en estado de preservación nada más terminar su construcción.

Las compañías de agua suelen tener dificultades para determinar la forma de gestionar sus demandas de agua a partir de fuentes no convencionales, en comparación con sus suministros de aguas superficiales, que suelen estar regulados mediante embalses ya construidos, con unos costes de inversión normalmente “sumergidos”, lo que las convierte en las fuentes de agua más económicas. Además de las valoraciones económicas, conviene hacer también valoraciones técnicas sobre la forma de gestionar las instalaciones provistas de membranas, bien sea asignándoles la aportación de los caudales base de agua o bien considerándolas como un seguro ante la sequía. Se requerirán evaluaciones del riesgo relativo a la probabilidad de que las fuentes convencionales de abastecimiento de agua puedan volver a estar nuevamente disponibles. Serán igualmente necesarias evaluaciones del riesgo relativo a la probabilidad de que esos sistemas modernos de “fabricación de agua” puedan quedar obsoletos y hayan de ser remplazados por nuevas tecnologías durante el periodo de vigencia de las tecnologías adoptadas en cada caso.

Durante la próxima década, especialmente si la sequía continúa durante el corto plazo, será necesario reflexionar sobre la necesidad de disponer de fuentes de agua no convencionales en zonas remotas y regionales de Australia, especialmente en New South Wales y Queensland, donde la principal responsabilidad del abastecimiento recae sobre las empresas de agua gestionadas por los gobiernos locales. Eso podría requerir la adopción de la reutilización de agua, la desalinización de aguas subterráneas salobres y la implantación de la Recarga Gestionada de Acuíferos como forma de asegurar una regulación estratégica cuando no sea necesario un acceso inmediato al agua. Todo ello puede ofrecer una oportunidad para introducir nuevas tecnologías en las EDAR, entre las que podrían figurar las destinadas a producir agua potable, que pasarían así a aportar una fracción básica del abastecimiento. El sector del tratamiento de agua está ofreciendo una creciente diversidad de líneas de tratamiento. Algunas tienen una huella superficial relativamente pequeña, como es el caso de los biorreactores de membrana. La instalación móvil de potabilización de agua desarrollada en la EDAR de Self Point, en Hobart, para su utilización en la Antártida es un buen ejemplo del potencial que este tipo de plantas tienen para las pequeñas zonas rurales. No obstante, a medida que las empresas de agua regionales implanten grandes plantas tecnificadas se generará una necesidad creciente de operadores cualificados con los que complementar los consultores que ya participan actualmente en esas tareas.

Cabe pensar que las tecnologías sin membranas podrán tener un papel más amplio en el futuro. Así por ejemplo, se han publicado investigaciones sobre los requisitos de tratamiento adicional que sería necesario aplicar en el caso de que el agua para recarga de acuíferos obtenida mediante un tratamiento en humedales construidos de aguas de tormenta, como ofrece la compañía Salisbury Water, fueran consideradas adecuadas para aumentar el abastecimiento de agua potable.

Es difícil valorar el futuro de los sistemas de doble red de distribución. Parece que sigue siendo una opción válida en grandes edificios de oficinas y edificios de apartamentos, junto con la incorporación dentro del edificio de sus propias EDAR y sus instalaciones de regeneración, cuya gestión la realiza una sola entidad. Se ha estimado que el coste de los sistemas de doble red de distribución en edificios de más de siete alturas aumenta los costes de inversión en tan solo un 9 %. Sydney Water está avanzando lentamente en los proyectos de reutilización en que se había comprometido de forma muy entusiasta hace diez años. El riesgo de interconexión sigue siendo una preocupación y su identificación puede requerir un largo periodo de tiempo desde que una conexión original fue autorizada de forma inadvertida. Un ejemplo ilustrativo de esta circunstancia son los ocho años que debieron transcurrir antes de que se detectara una interconexión en una vivienda familiar en Mawson Lakes, en South Australia, y pudiera así ser corregida. La conclusión final fue que la salud de la familia no había estado expuesta a un riesgo sanitario, debido a que la calidad del agua suministrada satisfacía las normas australianas aplicables a la calidad del agua potable, aunque no pudo concluirse otro tanto desde un punto de vista estético. Podría muy bien ocurrir que, en los casos en que se utilice agua regenerada en una zona urbana próxima a una EDAR, sea más económico mejorar su calidad hasta un nivel de agua potable, aumentando así la disponibilidad de agua potable que ofrecen las fuentes convencionales, en lugar de tener que sufragar el coste de una doble red de distribución de alcance zonal, junto con sus riesgos adicionales y sus costes de mantenimiento.

Una Visión General

El futuro de la planificación y la gestión hídricas, la depuración de aguas residuales y la reutilización de agua ha de plantearse dentro de un marco más amplio, en el que se incluya el papel de la gestión integrada del ciclo hidrológico y el papel del agua en el recreo urbano, incluyendo la supresión de los crecientes efectos de las islas térmicas urbanas causadas por el cambio climático, la integración efectiva con la planificación urbana y la consecución de los objetivos de preservación de la biodiversidad. Es frecuente que esas decisiones políticas se establecen sin tener en cuenta unas evidencias y un análisis suficientemente claros y transparentes.

La Aceptación Pública

Uno de los elementos más importantes del proceso de incorporación de nuevas tecnologías para promover la diversidad de los suministros de agua es la forma en que la población participa en los procesos de comunicación y de toma de decisiones, una cuestión esencial en el desarrollo de numerosas propuestas de reutilización del agua. La mayor parte de los grandes proyectos desarrollados en Australia, en respuesta a la sequía del Milenio, fue concebida y construida en unos plazos de tiempo cortos y con una participación pública limitada. Varios de ellos ofrecieron la posibilidad de practicar el “postureo político” en favor o en contra de las infraestructuras propuestas, adoptando grandiosos planteamientos políticos oportunistas. Las dificultades experimentadas en los procesos de comunicación en Queensland contrastan con su ausencia en los proyectos de Singapur, Orange County (California) y Perth.

A pesar de que en Australia se han realizado tres grandes revisiones de los temas relativos a la reutilización potable directa durante los últimos cinco años, su consideración ha tenido lugar principalmente entre profesionales del sector hídrico. Por otra parte, el debate sobre la reutilización de los residuos domésticos mediante la utilización de tres o cuatro líneas de reciclado (la mezcla de productos orgánicos combinados de restos de comida y productos vegetales del jardín, el vidrio, el papel y el cartón, el plástico y el metal, y el resto de materias residuales) ha alcanzado generalmente un gran éxito entre la población urbana. Sin embargo, el debate correspondiente a la reutilización del agua está todavía pendiente de plantearse con los consumidores. Aunque el paquete informativo AWRCoE “Water 360” sobre la reutilización potable del agua ha sido ampliamente utilizado en California, su aplicación en Australia ha sido muy limitada, tras su transferencia a la Water Services Association of Australia (WSAA). Convendrá iniciar este debate de forma cuidadosa de modo que, si la reutilización potable del agua llega a proponerse con ocasión de una crisis hídrica suscitada por la sequía o como respuesta al creciente desarrollo demográfico de un país eminentemente seco, los consumidores se puedan sentir cómodos con una propuesta de ese tipo.

Las condiciones de sequía registradas durante la primera parte de 2020 en algunas partes de Australia han permitido considerar que, mientras la población esté atenta a los temas hídricos, es un buen momento para iniciar conversaciones sobre las opciones de suministro a largo plazo. La WSAA enfatiza que no se ha tomado ninguna decisión sobre la utilización de agua regenerada purificada en la mayor parte de los Estados australianos, aparte de Western Australia y el proyecto Western Corridor en South East Queensland (actualmente fuera de servicio), aunque el Orange City Council (NSW) gestiona otro ejemplo de reutilización potable indirecta, pero utilizando aguas de tormenta en lugar de agua regenerada avanzada. Una buena planificación del sector del agua requerirá atender todas las opciones de suministro de agua, tal como se acordó en la Iniciativa Nacional de Agua. La experiencia de las compañías de agua extranjeras ofrece un marco favorable a este respecto, a la vez que resalta la importancia de conseguir que la población alcance una aceptación confiada. Conviene evitar que la atención sobre los temas hídricos pueda ser superada por otros acontecimientos de mayor actualidad como pueden ser los incendios de matorrales o las pandemias. Australia necesita agua para su éxito económico y social a largo plazo.

Declaración de Novedad sobre el Artículo

Australia inicio la adopción del agua regenerada al inicio de los años 1990, en conjunción con las primeras normas de calidad. El progreso fue motivado por la imposición de las normas de vertido de los efluentes de las EDAR, hasta que durante la sequía del Milenio todos los Estados desarrollaron proyectos de regeneración y desalinización de agua como forma de diversificar las fuentes de agua para usos urbanos y agrícolas. La terminación de la sequía condujo a un período de reflexión económica. Aunque la reutilización potable indirecta ha alcanzado crecientes cotas de aceptación, queda pendiente por iniciar un debate con la población sobre la reutilización potable directa.