El diario Los Angeles Times recoge los resultados de una encuesta a nivel estatal realizada por el USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences y Los Angeles Times sobre los efectos de la sequía en la vida de los ciudadanos del estado. Muchos californianos han renunciado a sus parterres como forma de reducir el consumo de agua, pero más de la mitad de los votantes del estado manifiestan que la sequía ha tenido escasos efectos o ningún impacto en sus vidas.

Tras cuatro años consecutivos de sequía, la mayoría de los votantes parecen hacerse cargo de la sequía, diciendo que ha tenido escaso o ningún efecto en su vida cotidiana. Se oponen a renunciar a la protección ambiental como forma de ampliar los abastecimientos de agua y en general aprueban la forma en que el gobernador Jerry Brown ha gestionado la crisis. Mientras que la mayoría de los encuestados se oponen a liberalizar las restricciones ambientales, se muestran claramente favorables a ampliar los suministros, mediante medidas como la reutilización del agua, la recogida de aguas de lluvia y el aumento de la regulación en acuíferos.

Los resultados de la encuestas sugieren que California ha tenido la resiliencia suficiente como para hacer frente a una de las sequías más intensas registradas hasta el momento y que llevó al gobernador a establecer la primera restricción obligatoria estatal sobre el uso urbano de agua. Esa decisión no parece haber deteriorado su valoración pública, que ha subido hasta un 50% desde el 39% registrado en mayo de 2014.

La encuesta, realizada por teléfono entre el 29 de agosto y el 8 de septiembre, revela que la mayoría de los votantes del estado consideran la sequía como una crisis o un problema importante. A pesar de los parterres marchitos, los cultivos abandonados y los reducidos niveles de los embalses, solo un 35% de los encuestados manifiestan que sus vidas cotidianas se han visto seriamente afectadas.

Los encuestados distribuyen sus quejas entre los problemas del sistema estatal de distribución de agua, citando especialmente la falta de lluvia y nieve, seguido con un anticuado sistema de distribución y un insuficiente sistema de regulación de agua , el uso excesivo de agua por los usuarios, el crecimiento, el cambio climático, las normativas ambientales y el uso agrícola. En cuanto a las posibles soluciones, las más populares son la reutilización, la retención de agua de lluvia, la regulación en acuíferos y la desalinización de agua de mar, que representan un  80% del total. Un 69% de los encuestados apoyan la construcción de nuevos embalses.

Las actuaciones menos preferidas son el aumento de las tarifas del agua como forma de favorecer el ahorro de agua, preferida por un 38% frente al 44% manifestado hace un año, y la suspensión de las medidas de protección para la vida piscícola y silvestre, preferida por un 42% frente al 36% registrado hace un año.