Lo que hasta hace poco tiempo era una sequía estatal ha pasado a ser desde las pasadas semanas una sequía del sur del estado. Un interesante artículo del diario Los Angeles Times muestra las impresionantes imágenes de lluvia y nieve que han venido afectando la parte norte del estado y en menor grado también las zonas del sur. El artículo incluye un magnifico gráfico coloreado en el que se muestra la evolución del alcance geográfico de la sequía desde enero de 2016 hasta las semanas pasadas.

Ha bastado una semana de intensas tormentas para aliviar la escasez de agua del estado, ayudando a que toda la parte norte haya podido salir casi por completo de la situación de sequía multianual (2012-2016), de acuerdo con el servicio de seguimiento federal de la sequía. El informe resalta lo que los expertos han estado afirmando durante varios meses. A medida que la serie de tormentas ha venido afectando al norte del estado durante el presente invierno, la imagen de la sequía ha ido mejorando en esas zonas, sin que por ello el suministro de agua dejase de ser una gran preocupación tanto en el sur del estado como en el valle central. Los datos publicados el jueves 12 de enero indican que más del 40 % del estado ha salido de la condición de sequía.

Lo más sorprendente sin duda es que una franja enorme del estado ha podido ser declarada como libre de una falta de humedad anormal. El porcentaje del territorio afectado por esa condición se ha duplicado prácticamente desde un 18 % de la primera semana del año hasta alcanzar un 35 % tras el paso de las tormentas. No obstante, el mapa de seguimiento de la sequía, con toda su gama de colores, desde el blanco al rojo intenso, ofrece una impresionante imagen de la disparidad de condiciones hidrológicas que afectan al norte y al sur del estado.

Las tormentas han empapado las zonas próximas a la Bahía de San Francisco y han generado intensas nevadas en diversas zonas de la Sierra Nevada, durante la segunda semana del enero. Ello ha permitido aumentar dramáticamente la capa de nieve depositada sobre la Sierra, alimentando así una fuente esencial de agua para el estado, hasta alcanzar un nivel del 161 % del espesor normal para esta época del año, ayudando así a remediar la escasez de agua del estado. No obstante, estas precipitaciones han dejado a su paso un claro rastro de destrucción, causando al menos cuatro fallecimientos.

Desde el 1 de octubre de 2016, la precipitación total recogida en la Sierra Nevada ha aumentado de forma muy notable, con tasas similares a las de los inviernos más húmedos de los registros modernos: el invierno de 1982-83 en las zonas norte y central de la Sierra y el de 1968-69 en la zona sur de la Sierra. El Lake Shasta, el embalse más grande del estado y la mayor fuente de agua para la agricultura del Valle del San Joaquín alcanza ya un 82 % de su capacidad y está desembalsando agua con objeto de liberar una capacidad de regulación suficiente. El embalse de Oroville, que abastece al State Water Project, almacena un 77 % de su capacidad y también está desembalsando agua.

Las condiciones hidrológicas actuales pueden considerarse normales para toda la parte del estado situada por encima de la Bahía de San Francisco, según el informe de seguimiento de las autoridades federales, basado en mapas elaborados con medidas climáticas, condiciones hidrológicas y del suelo, e impactos y observaciones disponibles. No obstante, las valoraciones disponibles el jueves 12 de enero para el sur del estado no eran tan prometedoras. Los condados de Los Angeles y de Orange, junto con la mayor parte del centro de California, seguían atrapados en lo que los técnicos denominan como “sequía extrema” o incluso peor. Algunos sectores de los condados de Ventura y Santa Bárbara permanecen en “sequía excepcional”. El Lake Cachuma, un barómetro de la severa falta de agua del condado de Santa Bárbara, ha recibido tan solo una precipitación relativamente escasa desde el comienzo del mes de enero, situándolo a tan solo a un 11 % de su media histórica el pasado jueves 12 de enero, equivalente a tan solo un poco más del 8 % de su capacidad.

“La sequía no ha abandonado la costa central” de acuerdo con el sub-gerente de la comunidad de usuarios de Goleta. El condado de Santa Bárbara ha recibido un 130 % de su precipitación normal, lo que ha permitido aumentar la humedad del suelo. Las lluvias en el norte permitirán también alimentar el State Water Project, del que la comunidad de usuarios depende actualmente para obtener aproximadamente la mitad de su abastecimiento. No obstante, el miércoles 11 de enero representó el primer día del invierno actual en que el Lake Cachuma recibió agua, aunque solo fuera unos pocos 220.000 m3. Según los gestores hídricos locales, “Somos optimistas, considerando que hemos recibido más lluvia de lo normal y que el suelo está aumentando su humedad, aunque habremos de esperar a que el flujo de agua al Lake Cachuma aumente, antes de superar la sequía que nos ha afectado durante los últimos años”. Una parte del problema reside en que el lago está arrinconado en una zona del valle protegido por las montañas de Santa Inés, según los funcionarios del servicio nacional de meteorología. Normalmente, las tormentas depositan la mayor parte de su humedad en las montañas, antes de atravesarlas y alcanzar la zona del embalse.

Todo el condado de Santa Bárbara habría podido ser recalificado como en situación de sequía “excepcional” a otra de menor importancia, de sequía “extrema”, si las precipitaciones hubieran sido mayores, según los autores del informe de las semanas pasadas. La sequía continúa afectando intensamente a la mayor parte del centro del estado. Así, por ejemplo, el lago New Melones, al este del valle de San Joaquín, ha recogido más de 220 hm3 de agua desde el primer día de enero, aunque su contenido solo alcanza un 60 % de su contenido medio.

“El hecho de que esté lloviendo no significa que se haya resuelto la situación de sequía”, en palabras de la portavoz del centro comunitario de agua, responsable de suministrar agua a los residentes necesitados de agua en las zonas del sur del valle de San Joaquín. “En el valle central donde trabajo, las comunidades dependen todavía del suministro de agua embotellada para beber y cocinar”. “El condado de Tulare sigue siendo el epicentro de la sequía. Incluso si se pusiera a llover intensamente en todo el valle, eso no significaría que el agua pudiera llegar a las comunidades que más la necesitan”.

El informe de seguimiento más reciente sobre la sequía indica que las tormentas de las semanas pasadas han tenido un efecto favorable en muchas partes del centro y sur del estado. Los autores del informe indican que las perspectivas de la sequía irán mejorando progresivamente debido a las lluvias previstas durante la tercera semana del mes y las previsiones de lluvia para las dos semanas siguientes. Tan solo un 2 % del estado permanece en condiciones de “sequía excepcional”, comparado con el 18 % existente durante la segunda semana del mes. Solo una pequeña franja del condado de Los Angeles tiene esa clasificación en estos momentos.

El encargado de recursos hídricos del Metropolitan Water District del sur de California manifestó su acuerdo con la valoración de muchos otros representantes hídricos del estado en que es todavía muy pronto para afirmar que la sequía ha terminado. “A finales del año, es posible que podamos afirmar que hemos superado la sequía, pero no estamos en esa situación todavía”. El sub-gerente de recursos hídricos de la ciudad de Los Angeles no tiene intención de relajar las restricciones de agua vigentes. “Seguimos impulsando el ahorro del agua como una forma normal de comportamiento”.