El Public Policy Institute of California ha publicado recientemente un detallado informe, titulado Priorities for California’s Water, en el que se analizan las tareas que convendrá llevar a cabo para adaptar los sistemas hídricos del Estado ante el cambio climático. Las prioridades incluyen la modernización de la red de distribución de agua, la provisión de agua segura para el consumo humano y la reducción de los riesgos de incendio en los bosques de las cabeceras de las cuencas.

La Introducción del informe comienza planteándose la cuestión de si el Estado ha llegado finalmente a la conclusión de que conviene abandonar la tendencia a clasificar los intensos periodos de sequía y lluvia como episodios “extremos” y pasar a denominarlos como acontecimientos normales a los que conviene habituarse como tales. Tras años de afrontar episodios de intensas sequías, los sistemas estatales de gestión de los recursos hídricos se han visto estresado hasta el límite de su colapso, debido a las intensas lluvias que inundaron ciudades y campos de cultivo, destruyeron infraestructuras y causaron deslizamientos. A todo ello se añadieron olas de calor y extensos incendios que destruyeron los sistemas de distribución de agua y contaminaron los abastecimientos. Diversos líderes estatales han venido adoptando medidas para afrontar los desafíos que un clima mucho más variable plantea al sector del agua. El gobierno del Gobernador Newsom está planificando la forma de adaptar todos los aspectos de la gestión hídrica a esta “nueva normalidad”, utilizando para ello un paquete de medidas capaces de asegurar la resiliencia del sistema hídrico.

Este breve informe resalta las prioridades que convendrá adoptar para mejorar la gestión hídrica y preparar los sistemas hídricos y el medio ambiente natural del Estado ante un clima tan variable. Entre los elementos principales cabe destacar los siguientes:

  1. Modernizar la red de distribución de agua: Atender las debilidades de la infraestructura y sus deficiencias, junto con una forma de gestión más flexible, es un elemento esencial para reducir los costes de las sequías y los incendios futuros.
  2. Prepararse para un abastecimiento y un consumo cambiantes: Desarrollar una gama de herramientas eficientes para atender el abastecimiento y el consumo puede ayudar a California a sortear las sequías, acomodar el crecimiento de la población y equilibrar los recursos contenidos en los acuíferos.
  3. Proveer agua de consumo humano segura: Aunque se ha conseguido asegurar una financiación más estable para la mejora de la calidad y la fiabilidad de las pequeñas comunidades, principalmente rurales y pobres, se habrá de continuar trabajando para superar este desafío.
  4. Reducir el riesgo de incendio en los bosques de cabecera: Los bosques de montaña del Estado, una de sus principales fuentes de agua, gozan de mala salud. Una gestión activa puede reducir el riesgo de incendios extremos y asegurar los beneficios que los bosques ofrecen.
  5. Mejorar la salud de los ecosistemas de agua dulce: La adopción de un nuevo enfoque para gestionar el agua de los ecosistemas de agua dulce y sus especies puede ayudarles a que se adapten al calentamiento climático.

Los autores del informe exploran finalmente la forma en que todas esas propuestas interactúan en el caso de dos cuencas hidrográficas concretas: el río Colorado y el delta Sacramento-San Joaquín. Los cuatro principios fundamentales que conviene adoptar para asegurar el éxito de esos esfuerzos son los siguientes:

  1. Implantar la flexibilidad de las instituciones, las normas y las infraestructuras como forma de ayudar en la gestión de una mayor variabilidad y promover la resiliencia ante unas condiciones cambiantes.
  2. Ofrecer incentivos para promover y posibilitar que las agencias locales y los individuos puedan implantar sistemas de gestión más inteligentes y flexibles.
  3. Coordinar los objetivos y los enfoques normativos entre diferentes agencias a fin de hacer más fácil el intercambio de agua, la recarga de acuíferos y la restauración de bosques y ecosistemas de agua dulce.

Adoptar enfoques con objetivos múltiples como forma de afrontar diversos aspectos conjuntamente, tales como la protección ante las sequías, la recarga y los hábitats, a fin de ampliar la cooperación y la captación de fuentes adicionales de financiación.