El diario Los Angeles Times publicó el pasado 22 de febrero la noticia de que los responsables municipales de la ciudad de Los Ángeles se han fijado una meta para 2035: reciclar toda el agua producida por la estación de regeneración de agua de Hyperion, que trata la mayor parte del agua residual municipal.
Los Angeles tiene en mente un nuevo proyecto hídrico que podría costar unos 8 millardos de dólares, necesitar 16 años para completarse y proporcionar hasta una tercera parte del suministro de agua de la ciudad. Los responsables municipales no están pensando en construir un nuevo embalse, llenar la zona costera con plantas desalinizadoras o arrastrar icebergs desde al Ártico. En lo que realmente están concentrando su atención es en el río de efluente depurado que se vierte en el océano Pacífico, todos y cada uno de los días del año, desde las estaciones depuradoras de la ciudad.
Con este cambio espectacular, en una ciudad conocida por obtener la mayor parte de sus recursos de agua lejos de su territorio, el alcalde Eric Garcetti prometió a finales de febrero que la ciudad reciclará todas sus aguas residuales en el año 2035 y las utilizará para reducir su dependencia del agua importada desde otras cuencas. En palabras del subgerente general del Departamento de Agua y Energía (DWP) de la ciudad, “es un cambio radical de las reglas del juego”. Actualmente, la reutilización del agua aporta tan solo un 2 % de las necesidades hídricas de la ciudad. El actual gobierno municipal indica que esa cifra puede aumentar hasta un 35 % si la ciudad deja de verter sus efluentes depurados en el océano y en su lugar los utiliza para recargar los acuíferos locales, que permiten suministrar aguas a sus abonados.
Para conseguir ese objetivo, serán necesarios unas costosas rehabilitaciones técnicas de la estación de regeneración de agua de Hyperion, así como nuevos pozos para la recarga, la construcción de una tubería de 25 km, y hasta un total de 8 millardos de dólares de financiación por parte del DWP que habría de pagar por todo ello. El plan requerirá también un cambio en las percepciones de los residentes de Los Angeles, que hace 18 años consiguieron anular un proyecto municipal que le pretendía utilizar efluentes depurados para la recarga del acuífero del Valle de San Fernando. Los responsables municipales son optimistas. Indican que los años de sequía, las reducciones en los caudales importados y el gran prestigio de un programa similar en el Condado de Orange han reducido el rechazo a este tipo de propuestas. En palabras del subgerente del DWP, “los ciudadanos lo aceptan en estos momentos. Entendemos que ése ha dejado de ser un obstáculo en el progreso de esta iniciativa”.
Durante una década, las compañías suministradoras de agua de Orange County han venido utilizando agua residual purificada para recargar un acuífero regional que se utiliza como fuente de agua de abastecimiento. Las empresas públicas de saneamiento del sureste del condado de Los Angeles vienen realizando iniciativas similares desde 1962.
El factor determinante de este ambicioso proyecto de la ciudad es la estación de regeneración de agua de Hyperion, próxima a la playa de Dockweiler State. Esta estación de regeneración trata un 81 % del caudal de aguas residuales de la ciudad y vierte al océano unos 750.000 m3/día de efluente depurado, a través de un emisario submarino de 8 km de longitud en la bahía de Santa Mónica. La ciudad quiere modernizar la estación de Hyperion, dotándola de una tecnología de tratamiento avanzado, e impulsar el agua purificada hacia el interior de modo que pueda ser inyectada en los acuíferos situados bajo la mayor parte de la cuenca de Los Angeles. Los acuíferos disponen de una gran capacidad de almacenamiento, gracias a las recientes iniciativas judiciales que han liberado una notable capacidad en los acuíferos locales. En palabras del director técnico de la empresa municipal de saneamiento, “disponemos de la tecnología y sabemos muy bien lo que es necesario hacer. Consideramos que estamos en una buena posición de partida”.
No obstante, una de las cosas de las que carecen es la financiación. En palabras del sub-vicecanciller de la UCLA “el dinero va a ser el factor más importante”. “Es una iniciativa muy ambiciosa para la ciudad. Pero si uno mira la planificación que se ha venido haciendo desde hace años, uno se encuentra que ya se hablaba de este tema. Éste nos es un concepto nuevo. Estoy seguro que la ciudad puede financiar un programa como éste mediante bonos, ayudas o prestamos gubernamentales de bajo interés”. Su previsión para el año 2035 es que los suministros aportados por la reutilización del agua, que en estos momentos son más caros que el agua importada, costarán aproximadamente lo mismo que las aguas importadas.
En la actualidad, incorporar agua regenerada directamente en los sistemas municipales de abastecimiento va en contra de la política estatal. Las normativas actuales exigen que el agua discurra durante un cierto tiempo por los acuíferos o los embalses y se mezcle con aguas de otras fuentes. Pero el Estado está considerando establecer otras normas que permitan a las agencias del agua evitar ese paso intermedio. Cuando eso ocurra, el DWP podrá utilizar una parte del agua regenerada para la recarga de acuíferos e incorporar otra parte directamente en el sistema de distribución y abastecimiento de la ciudad. A medida que la ciudad consiga capturar unos mayores caudales de los torrentes de escorrentía urbana que ahora vierten al océano durante las tormentas invernales, podrá igualmente reconducir las aguas de lluvia hacia el sistema de alcantarillado, tratarlas y añadirlas a las reservas de aguas subterráneas.
En palabras de un profesor de ingeniería ambiental de la Universidad de California en Merced, “las ciudades del sur de California están en la vanguardia de la diversificación de sus fuentes de abastecimiento de agua. El objetivo de reutilización que se ha propuesto Los Angeles es muy ambicioso, pero considero que es factible”.
Por último, el excelente reportaje del diario Los Angeles Times What role should the L.A. River play in a future Los Angeles? » muestra claramente el gran reto que todos estos cambios significarán en la gestión de los recursos hídricos locales. Las investigaciones realizadas por la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) sugieren que, si la ciudad consigue alcanzar la meta de capturar grandes caudales de escorrentía y de efluentes depurados, el río Los Angeles se quedará seco durante varios meses del año, afectando seriamente los esfuerzos de revitalización que se han venido realizando durante años pasados.