El pasado día 7 de octubre, el diario Sacramento Bee ofrecía la noticia de las autoridades federales según las cuales los principales embalses de California contenían un 69 % más de agua que hacía un año, aunque seguían alertando de que las condiciones de sequía continúan afectando a todo el estado.
El US Bureau of Reclamation, en su inventario anual de agua embalsada, informó que los seis principales embalses propiedad del gobierno federal en el Central Valley Project contenían un total de 6.000 hm3 de agua a fecha del 1 de octubre, el día que marca el inicio del año hidrológico. Ese volumen es notablemente superior al de 3.600 hm3 que contenían hacía un año.
El volumen de agua embalsada al inicio del año hidrológico 2017 representa un 41 % de la capacidad de almacenamiento y un 80 % del volumen medio embalsado a lo largo de los últimos 15 años. Este informe no incluye los volúmenes de agua almacenada en los principales embalses estatales, como el de Oroville.
Como forma de facilitar la percepción pública de esas cifras, el informe indica que una vivienda familiar típica californiana consume unos 1.250 m3 anualmente.
El invierno relativamente normal registrado durante el año hidrológico 2016 en el norte del estado ha permitido recuperar las reservas superficiales de agua, especialmente en el embalse de Shasta. Por otra parte, las zonas situadas al sur del Delta de los ríos Sacramento y San Joaquín registraron un nuevo año seco. La porción del gobierno federal del volumen de agua almacenado en el embalse de San Luis Obispo, un embalse de importancia crítica en el Valle de San Joaquín, representaba tan solo un 7 % de su capacidad el pasado 1 de octubre, ligeramente inferior a la registrada el pasado año.
Por otra parte, la presión pública para mantener los trasvases de agua hacia el sur del estado y el Valle de San Joaquín, así como para asegurar los caudales ambientales, han contribuido a la disminución de los caudales embalsados en los embalses del norte del estado durante los últimos meses. El embalse de Folsom estaba a un 31 % de su capacidad el pasado 1 de octubre, considerablemente por encima de lo que contenía hace un año, pero por debajo del valor medio de los últimos 15 años.
A pesar de las mejoras registradas durante el año hidrológico 2016, “continuamos registrando unas condiciones hídricas difíciles, a causa de los efectos duraderos de la sequía” en palabras del director regional del Bureau of Reclamation. “Confiamos que las condiciones de abastecimiento de agua mejoren….pero somos conscientes de que podríamos enfrentarnos a un sexto año consecutivo de sequía”.