El pasado mes de Agosto, el Pacific Institute, CEO Water Mandate y BHP publicaron una nueva guía para la evaluación de la resiliencia hídrica, titulada Water Resilience Assessment Framework. Esta guía está dirigida a gestores de cuencas hidrográficas y autoridades de planificación, a quienes les ofrece actuaciones y estrategias, junto con indicadores y herramientas para medir y monitorizar los progresos. Los investigadores, los profesionales del agua y los grupos ciudadanos pueden igualmente encontrar en esta guía un marco de referencia adecuado para desarrollar mejores herramientas y prácticas con las que construir sistemas hídricos resilientes.
A continuación, se presenta en español el resumen ejecutivo de la citada guía.
El mundo está afrontando una crisis hídrica crítica. Esa crisis está impactando de forma global en los sistemas sociales, económicos y naturales. El cambio climático está exacerbando todavía más la magnitud y la escala de la crisis, haciendo necesaria una actuación global para desarrollar una resiliencia hídrica a largo plazo. El cambio climático requiere cambios inmediatos sobre cómo gobernamos y gestionamos el agua. Aunque es frecuente reconocer la necesidad de adaptación, su traducción en actuaciones concretas sigue siendo un reto para la gestión del agua. Es ahí donde el Water Resilience Assessment Framework (WRAF) entra en acción, ofreciendo una guía para navegar a través de todas esas complejidades.
La construcción de resiliencia en los sistemas hídricos comienza con la comprensión de los retos a los que se enfrentan. Los sistemas hídricos son vulnerables tanto al estrés progresivo a largo plazo como a los cambios graduales de temperatura y de sequía, y los impactos urgentes causados por las inundaciones, las tormentas costeras, los ciberataques y los grandes terremotos. Para desarrollar unas estrategias y actuaciones de resiliencia apropiadas, hemos de entender cuáles son las causas últimas de los impactos y fuentes de estrés que pueden afectar a los sistemas hídricos. Esas motivaciones, que pueden ser globales, regionales o locales incluyen factores como el cambio climático, el crecimiento demográfico, las extracciones de agua, los cambios en el uso del suelo y los problemas gubernamentales. Identificar esos problemas permite exponer vulnerabilidades y resaltar la necesidad de resiliencia a lo largo y ancho de los componentes socioeconómicos, institucionales y biofísicos.
Los gestores de cuencas hidrográficas y autoridades de planificación (GCHAP) juegan un papel crítico en la tarea de sortear esos retos. Los gestores de cuenca trabajan a nivel regional o de cuenca hidrográfica, supervisando las concesiones de agua, el ahorro de agua y la distribución del agua, tratando de equilibrar las necesidades de los diversos partícipes. Esa búsqueda del equilibrio requiere una comprensión tanto de las necesidades inmediatas de agua como de la salud a largo plazo de los sistemas hídricos. Las autoridades de planificación trabajan en paralelo con los gestores de cuenca, desarrollando e implantando las estrategias de resiliencia hídrica a largo plazo mediante el análisis de información, la previsión de las demandas y el diseño de políticas. Ambos actores juegan un papel vital para hacer avanzar la gestión de los recursos hídricos hacia la sostenibilidad para las generaciones futuras. Esta guía tiene como objetivo dar apoyo a todos estos esfuerzos.
La toma de decisiones efectivas ante un futuro incierto necesita de una mentalidad resiliente. Algo que va más allá de simplemente retroceder desde los retos hacia la adaptación y la transformación. Cuando las incertezas cambian los objetivos y los procesos de toma de decisiones, la resiliencia pasa a ser una herramienta crítica para la supervivencia. Ese es el momento en que el Water Resilience Assessment Framework (WRAF) entra en acción, ofreciendo actuaciones y estrategias prácticas junto con herramientas para medir y monitorizar los progresos. Mediante la provisión de un marco general en el que dotar de resiliencia a todos los niveles de participación de un sistema hídrico, la WRAF empodera a los que deben tomar las decisiones con las herramientas necesarias para avanzar en un futuro incierto y salvaguardar así este recurso finito para su disponibilidad por las futuras generaciones.