La situación de sequía en California alcanzó una nueva cota el pasado viernes cuando el gobierno federal anunció que los grandes embalses del estado disponen de muy poca agua para abastecer a las ciudades y los campos de cultivo durante este año, evidenciando que está llamado a convertirse en el segundo con unas restricciones sin precedentes. A menos que se registren lluvias o nevadas significativas en los próximos días, mucho agricultores del fértil valle de San Joaquín no podrán recibir ningún caudal de agua federal, lo que obligará a cultivadores de grandes extensiones de almendros, naranjos y viñedos a recurrir a la sobre-explotación de acuíferos, si es que disponen de esa opción.

Por el momento, son muchos los que han tenido que abandonar sus cultivos, a la vista de los recortes registrados el año pasado, contribuyendo así a recortar una parte de los 45 millardos de dólares que represento la cosecha del año pasado. Las zonas urbanas sufrirán también los recortes de agua. Las poblaciones que se abastecen en parte con concesiones federales de agua, como las de Alameda, Contra Costa y Santa Clara en la Bahía de San Francisco, han sido informadas de la posibilidad de que solo puedan recibir un 25% de lo que han venido recibiendo normalmente. Aunque muchas de ellas tienen fuentes alternativas de agua, una asignación federal tan reducida ocasionará extracciones notables de las reservas disponibles y obligará a llamadas más intensas para que los residentes de la zona de la Bahía intensifiquen el ahorro de agua.

En resumen, nos enfrentamos a un año críticamente seco” manifestó David Murillo, director regional del Bureau of Reclamation, durante el anuncio del pasado viernes sobre la reducción de las asignaciones de agua. “Los episodios de lluvia de diciembre fueron prometedores, pero la persistencia del tiempo seco durante los dos primeros meses del año resaltan la necesidad de plantearnos otro año crítico de sequía”