El diario Sacramento Bee publicó el pasado sábado 7 de abril la noticia de que la sequía había terminado oficialmente para la mayor parte del estado, aunque los funcionarios encargados de estos temas siguen insistiendo en la necesidad de restringir el malgaste de agua y de implantar un nuevo programa de ahorro de largo alcance que puede crear verdaderas fricciones con los usuarios urbanos.

Tras el diluvio propiciado por un tiempo húmedo que ha dejado los embalses llenos a rebosar y un espesor de nieve desbordante (164 % de lo normal para el 1 de abril), el gobernador Brown ha declarado el final de una sequía que ha llevado al estado a experimentar uno de los períodos más secos de su historia.

No obstante, el gobernador ha advertido que los recursos subterráneos siguen a niveles peligrosamente bajos en algunas zonas y el estado continuará prohibiendo el lavado de las aceras con agua, el riego de jardines durante o inmediatamente después de las lluvias y otras formas de malgastar agua. Los municipios tendrán que registrar el uso mensual de agua. Considerando la amenaza de que el cambio climático pueda agravar todavía más esas sequías, el gobernador Brown y otras personas han hecho un llamamiento a los residentes del estado a seguir siendo cuidadosos con el uso del agua.

La sequía comenzó a manifestarse a principios de 2012. Fue en enero de 2014 cuando el deterioro del estado de los recursos hídricos llevó al gobernador a declarar el estado de emergencia e iniciar así el periodo oficial de sequía. La decisión adoptada el pasado el pasado sábado por el gobernador Brown anula esa declaración, así como la mayoría de las órdenes ejecutivas que se aprobaron durante el periodo álgido de la sequía en 2015. La declaración de sequía sigue vigente en los condados de Fresno, Kings, Tulare y Tuolumne, donde los proyectos de emergencia para el abastecimiento de agua continuarán asistiendo a las poblaciones cuyos pozos se han secado. El estado continuará combatiendo también la plaga de avispas de la corteza de árbol, responsables de la muerte de millones de árboles debilitados por la sequía.

A pesar de la declaración del pasado viernes, el estado sigue mentalizado sobre la necesidad de ahorrar agua, especialmente mediante la obligación reglamentaria de que los usuarios de aguas subterráneas controlen sus acuíferos, mediante planes de gestión sostenibles. Esta incursión reglamentaria en un derecho histórico de los propietarios de los acuíferos (la propiedad de la tierra comporta la propiedad de los recursos subyacentes) sigue creando notables tensiones entre la política estatal de ahorro y de gestión sostenible y las agencias abastecedoras de agua subterránea.

La abundancia de recursos superficiales no evita que sigan vigentes importantes problemas de recursos, en especial los que afectan a los acuíferos sobre-explotados de ciertas zonas del Valle Central. Los agricultores han venido extrayendo aguas subterráneas sin cesar durante la peor parte de la sequía, especialmente en el Valle de San Joaquín, aún después de haber dejado baldíos centenares de miles de hectáreas, a causa de las restricciones de agua. Aunque el Congreso aprobó en 2014 la primera ley en la historia del estado para regular las extracciones de aguas subterráneas, la norma no entrará en vigor hasta el año 2020.

“Nuestros recursos subterráneos han sido diezmados durante la sequía y somos conscientes de que serán necesarios varios años, o incluso más tiempo, para que podamos recargar todo lo que hemos perdido”, afirmó un representante del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. “Sabemos que en algunos lugares hemos perdido la capacidad de almacenamiento de algunos de esos acuíferos, la hemos perdido de forma definitiva”. No obstante, no cabe duda de que la situación hídrica del estado ha mejorado con la llegada de un invierno húmedo. “Es evidente que nuestras fuentes de aguas superficiales están en unas condiciones mucho más favorables que las que tenían durante los últimos cinco años; tenemos que ser cuidadosos con esa recuperación y no abandonar los logros conseguidos en la disminución del uso de agua”.